lunes, 20 de noviembre de 2006

La nacionalización de grandes empresas

El problema económico principal que ronda por las mentes de los economistas del mundo es el de la inflación, la suba progresiva de precios. Esto, que es un efecto intrínseco del capitalismo que vivimos, tiene raíces diferentes dependiendo de la zona del mundo en la que estemos: en los países desarrollados su causa principal radica en la demanda: la demanda de bienes (debido al poder de compra) es mayor que la capacidad de la oferta (los productores) de producir esos bienes. Y claro, los países desarrollados, industrializados son países ricos. En cambio en países como el nuestro, que no es un país en donde abunde el dinero, también hay inflación. Pero esa inflación no es debido a un exceso de demanda o consumo como equivocadamente (o deliberadamente) enuncian los economistas liberales. Se debe en realidad, a causas estructurales, que hacen a la estructura económica de la nación. Es un efecto de la capacidad productiva que no puede brindar todos los bienes que la población necesita.

El alza del poder adquisitivo (pequeño pero real) de la población desde 2002/2003 ha producido un aumento en las ventas y en la demanda de bienes de consumo durables y no durables y de capital (máquinas). Esto se verifica en los indicadores económicos internos y en el aumento de las importaciones, ya que nuestro país necesita incorporar bienes de capital de mayor o menor tecnología que no se producen el mercado interno.

Las fábricas están trabajando al máximo de su potencial y algunas con una mínima capacidad ociosa. Lo lógico sería que los empresarios aumentaran la producción para satisfacer la creciente demanda. En vez de eso, nuestros grandes empresarios prefieren aumentar los precios antes que invertir en maquinarias o personal para que aumente su capacidad productiva. Y esto es un hecho general del gran empresariado nacional, máxime de los formadores de precios.

Eso pasa con los productos manufacturados. Con las frutas y hortalizas no sucede esto debido a que la demanda es muy elástica, podemos disponer de alimentos para 300 millones de personas (somos casi 40 millones). Y la carne ¿por qué sube? Porque les conviene más, debido al tipo de cambio, exportar la carne que venderla al mercado interno. Porque ¿qué vale más, el peso argentino o el euro? Y los productores de carne aducen que se debe a falta de vientres (vacas), que es cierto, de ahí el plan ganadero nacional para aumentar la cantidad de cabezas de ganado. Pero también es cierto lo anterior, prefieren el lucro privado al hambre del pueblo.

El único aumento lógico lo constituye el de los productos que contienen insumos importados o aquellas industrias que necesitan de bienes de capital foráneos y que las empresas trasladan al precio final de los bienes. Esto debido a nuestro subdesarrollo y atraso industrial (causa estructural).

La excepción (lo absolutamente injustificable) la cometen aquellas actividades que como la telefonía celular mantienen precios altos y pretenden subirlos más, sin que los aumentos tengan algún tipo de justificación económica racional (ni insumos, ni inversiones, nada).

Viendo y viviendo este panorama que mantiene a millones de argentinos en la pobreza y más allá, el uso de la propiedad privada sin un fin social, los malos y caros servicios, es que propongo la nacionalización de todas aquellas grandes empresas formadoras de precios, de manera de poner al alcance de todos, en base a precios accesibles y teniendo en cuenta que la mitad de la población gana por debajo de $800, los bienes fundamentales para la vida y otros, tal vez no vitales, pero que hacen a las necesidades actuales de la población. Esto también permitiría que el Estado realice las inversiones que los empresarios nunca harán. Pero inversiones para ellos no, sino para la sociedad. Aquí en San Juan es muy común que los empresarios pretendan que las inversiones que los beneficiarán a ellos y solo tangencialmente a la comunidad, sean realizadas por el Estado.

Combustibles, telefonía, materias primas, etc. Todo tiene que ser parte de la Estructura del Estado, de la sociedad, para bien de ella, por necesidad y no por capricho. Ya sea a través de la estatización de las mismas, para que estén en poder del pueblo argentino, ya sea a través del proceso de retro nacionalización de cadenas productivas.

Diego M. Flores Burgos