martes, 20 de enero de 2015

Nisman y Charlie Hebdo: Dos tácticas de una misma estrategia


Desde que la inteligencia militar se transformó en una disciplina, ordenada y regulada, el complot dejó las intrigas palaciegas para adoptar formas más complejas, sagaces y eficaces, que han sido sintetizadas por Sun Tzu, Karl Von Clausewitz y otros mentores de la geopolítica, la táctica y la estrategia militar.

Los espías, los agentes, los atentados de falsa bandera, el ataque a la propia población para propiciar la ira popular y con ella, justificar lo injustificable, aún hoy son moneda corriente. Ejemplos de los últimos 150 años son el el hundimiento del USS Maine y el inicio de la guerra Hispano-Estadounidense, el hundimiento del Lusitania, el incendio del Reichstag, Pearl Harbour, World Trade Center, Atocha, atentados de Londres de 2012 son algunos de los eventos sospechosos, previsibles, difícilmente explicables y que dieron lugar a medidas esperadas por la alta dirección política y militar de sus países “víctimas” para justificar ocupaciones e intervenciones militares.



Y en Argentina, los años de encubrimiento hacen suponer que los atentados a la Embajada de Israel y a la AMIA también van por el mismo camino. ¿Israel y Argentina matando a sus propios ciudadanos? El Mossad y el Shabak tienen historia en atentados de falsa bandera, aprendidos de la escuela de la CIA, el FBI y la Escuela de las Américas, de la que tantos militares argentinos han egresado, lógicamente, no con los intereses nacionales propios, manifestados en la última dictadura militar.

Si bien para los analistas el imperialismo francés –sutil pero efectivo- no decayó luego de la megaindependencia de colonias de los ’60, es probable que Charlie Hebdo justifique una mayor intervención (invasión) francesa en Mali y otras ex colonias. Pero no sólo en Francia: la islamofobia, el comparar el terrorismo con el Islam, la ignorancia de vastos sectores de la población de que las principales víctimas del terrorismo fundamentalista islámico son los propios islámicos, forman el caldo de cultivo de un proceso manipulador que tiende a redefinir al eje del mal del siglo XXI: Rusia, siempre Rusia, China y su crecimiento económico, la Latinoamérica populista y desarrollista, Irán y su desarrollo económico, político y social más prejuzgado que conocido y lo peor, las relaciones entre ellos, son el escenario de operaciones de los servicios de inteligencia de las clásicas potencias imperialistas.

No es descabellada la hipótesis que Alberto Nisman, quien ya se desempeñó como agente de la Embajada Estadounidense en la Argentina –traición a la Patria?–, aprovechando el efecto islamófobo de Charlie Hebdo, haya cortado inesperadamente sus vacaciones en Europa para denunciar por encubrimiento a ni más ni menos que a la Presidenta de un país que justamente intenta fortalecer las relaciones multipolares antes detalladas y brindar herramientas para la resolución del atentado que ya lleva 21 años. Durante el Menemismo esto no sucedió; las relaciones internacionales proporcionaban la defensa suficiente al ex Mandatario.

Siguiendo la hipótesis, es altamente probable que Nisman se quedara solo. Que la Embajada de USA no pudiera brindarle más apoyo ante la refutabilidad de las pruebas presentadas por el Fiscal y –ni más ni menos– las declaraciones del ex presidente de InterPol, Ronald Noble. Ante esto, Alberto Nisman (suicidio, asesinato, “suicidio inducido”) termina siendo una víctima colateral de un muy inteligente intento de desestabilización de un gobierno que teje relaciones que no son aprobadas por EEUU y Europa y sectores de poder locales. Víctima que de paso, su muerte sirve para que las acaloradas masas acríticas de la sociedad justifiquen sus típicos ataques a un Gobierno que no es afín. Todo cierra.

Por Memoria a las víctimas de la AMIA, esperemos que la causa sea llevada con el único objeto de brindar Justicia y no servir de panel de operaciones de intereses políticos.


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