Las
internas son críticas en todo espacio político. Son como un embarazo: un
momento de expectativa, de gestación, de multiplicación… del que no queda
exceptuado el dolor y el sacrificio.
Así
sucede en el PRO local. Finalmente a Eduardo Cáceres le surgió un competidor,
o, para decir mejor (o peor, según se interprete) un adversario.
Un
adversario no es cualquier competidor: es un opuesto político-ideológico; una
entidad dispuesta a disputar poder en un espacio determinado con diferencias
profundas en la concepción filosófico-política o en la metodología de operación
de dicho espacio.
Martín
Turcumán, poco conocido por la multidud respecto a Cáceres, es un profesional
liberal establecido, proveniente de una de las familias reconocidas social y
económicamente de la Provincia; condiciones propiciaron que el PRO local le
ofreciera la candidatura a Gobernador para las elecciones 2015.
El
perfil bajo de Turcumán se explica cuando en Agosto de 2015 Cáceres resultó
cuarto en la lucha por la intendencia de la Capital sanjuanina, confirmando lo
pronosticado por las encuestas pero rompiendo las expectativas de la Fuerza
Amarilla, quienes descreían de ellas. A partir de allí se generó un clima de
desconfianza generalizada en el PRO local en el que hubo ganadores y
perdedores, marginados de toda proyección política que aunque sumara, pudiera
opacar liderazgos. Además de la centralización absoluta de recursos de campaña
que fueron dirigidos casi exclusivamente a la elección Capitalina de las
Generales para disputar el voto de los sectores medios junto con Aranda y
Colombo.
No
obstante, el triunfo histórico del 22 de noviembre de 2015 le dio a Cáceres un
poder inimaginable en la provincia de San Juan, al convertirse en nexo entre el
Gobierno Nacional y un expectante Sergio Uñac, poder que luego tuvo que
compartir con el Senador Roberto Basualdo, debido a la estrategia de
Gobernabilidad requerida por Macri.
Pero…
¿por qué la interna en el PRO local? Eduardo Cáceres consiguió para el PRO
local y aliados casi todo lo que quisieron: Cargos nacionales, presencia en los
medios como gestores entre la Provincia y la Nación, mayor número de afiliados,
entre otros beneficios. Pues desde un principio, Martín Turcumán y allegados
propugnaron una suerte de liberalismo ético al estilo de Bentham y Suart Mill propiciando
un individualismo tendiente al desarrollo personal y por ende al colectivo,
distinguiéndolo del individualismo egoísta o egotista propio del liberalismo
(neo) de nuestros días.
El
espacio de Turcumán también critica que el PRO local perdió la brújula cuando
comenzó a comportarse como la criticada Cámpora, otorgando cargos nacionales al
mejor postor, por amiguismo o relaciones afectivas, donde la discusión interna
pasó por qué le tocaba a cada uno y no por cómo lograr el proceso de Cambio
cultural, económico y social en base a las necesidades populares, la lucha
contra la corrupción y la participación propuesto en las elecciones.
¿A
dónde llegará? Seguramente a una polarización complementaria en el PRO San Juan
apoyada desde el Macrismo, que permita alcanzar a los esquivos espacios
populares e intelectuales y a sectores medios desconfiados con las poco
simpáticas medidas económicas nacionales.
El
crecimiento conlleva pluralidad de ideas y concepciones. Cómo se combinen las
divergencias y no el aplastamiento de ellas permitirá o no el despliegue del
PRO como principal fuerza opositora hacia 2019. Por ahora ha habido sólo declaraciones
desvirtuadas desde publicaciones online. Veremos cómo sigue este proceso.
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