lunes, 24 de noviembre de 2014

Tambolar, el aporte Sanjuanino a la Soberanía Energética

http://www.filateliaarguello.com.ar/paginaalejandro/postales/America/Argentina/sanjuan/sanjuan45.gif

La Soberanía, entendida como el Poder Superior del Estado en un país y como base de igualdad o independencia frente a otros Estados del Mundo. La Soberanía del Estado radica en el Pueblo, que mediante un contrato social hipotético se organiza para la convivencia armónica, la paz social y el desarrollo de sus miembros.

Hoy en día, la Soberanía no es absoluta. Las cada vez mayores relaciones económicas entre los Estados y el rol que juegan las empresas transnacionales, que no tienen un centro sino que conforman redes de gran poder económico, generan una interdependencia de los Estados del Mundo.

De igual manera respecto a la energía. Lo que en Argentina denominamos “Soberanía Energética” en Estados Unidos es “Independencia Económica” y refiere al control, seguimiento y planificación de los recursos energéticos por parte del Estado. Es una preocupación constante de todos los países del mundo, ya que somos “homo energeticus”. Pero en todos los casos, no es posible una independencia energética plena, ya que las fuentes de provisión de energía provienen de distintos lugares del Globo.

En Argentina muchos de nuestros recursos naturales debieron ser explotados por capital extranjero, que poseían la técnica y los recursos para hacerlo, como antes de la creación de YPF en 1922 y como sucedió durante los gobiernos del General Perón, Arturo Frondizi y últimamente, con la explotación de los yacimientos no convencionales de petróleo y gas de esquisto.

Un país que crece, que se industrializa, cuyos habitantes mejoran su calidad de vida adquiriendo confort, que crece urbanísticamente, requiere más energía. De allí que hasta 2003, en medio de la recesión económica, la Argentina fue un país que se autoabastecía energéticamente y exportaba un pequeño excedente. Luego, la necesidad de energía llevó a retomar grandes obras olvidadas, como la Central Atómica Néstor Kirchner (Atucha II) y obras hidroeléctricas como Caracoles, en San Juan.

Otra olvidada fue Tambolar, que por 48 años permaneció en las mentes de algunos idealistas del progreso. Esta nueva presa junto con Caracoles (la de mayor generación de la Provincia), Punta Negra (en Construcción) y Ullúm, conformarán los embalses encadenados del Río San Juan, unidos por el grandioso camino interlagos, obra costosa y compleja, como toda obra de montaña.

De a poco la matriz energética Nacional se va diversificando. Pronto estará a plena potencia la central atómica Néstor Kirchner y ya hay un acuerdo con China para la construcción de Atucha III, como así también una central nuclear en Formosa y otras grandes obras hidroeléctricas a lo largo y ancho del país.
 
http://ingenieroandreotti.blogspot.com.ar/2014/02/matriz-electrica-de-argentina-fin-de.html

Evolución Matriz Energética Argentina 1970-2010
http://web.ing.puc.cl/power/alumno12/intercreg/AspectosTecnicos_Argentina.html

En San Juan, tierra de piedra y desierto, disponemos de grandes áreas aprovechables para el desarrollo hidroeléctrico. Es cierto, no contamos con el suministro hídrico de provincias como Neuquén o Mendoza y los períodos de sequía dejan en jaque a nuestras usinas. Pero sabemos que esto es cíclico. Que la energía hidroeléctrica es más barata y ecológica que la termoeléctrica que requiere quemar combustible fósil. Que en un contexto de debilidad de la actividad minera, la construcción de Tambolar permitirá la subsistencia a 350 familias. Tal vez nos hemos acostumbrado últimamente a lograr lo que nos proponemos, pero empezar a construir un dique que demoró 48 años no se da todos los días.

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martes, 4 de noviembre de 2014

4 de Noviembre: Conmemoración del rechazo al ALCA (2005)

Por Diego M. Flores Burgos

En la actualidad (2014), la realidad económica nacional dista mucho de la de 2005. En aquella época la Argentina disfrutaba de la recuperación de manos de las políticas kirchneristas de expansión de la demanda agregada, a través de la política de aumento de sueldos vía rehabilitación de paritarias, planes sociales y obra pública fundamentalmente. Dichas políticas tuvieron el techo en 2009 con la crisis financiera global. Los países periféricos tenemos esos problemas: Sufrimos las consecuencias de las caídas de los países desarrollados, no así de sus éxitos.

En 2005, en EE UU la bonanza y recuperación económica lograda en la era Clinton había llegado a su fin con George Walker Bush (Durante finales del gobierno de Clinton se calculaba que en 20 años se saldaría el gigantesco déficit fiscal). Con su política de despilfarro beneficiando al conglomerado industrial militar, a través de las campañas militares generadas en el discutido (auto?) atentado terrorista contra el World Trade Center, se vio obligado a retomar el viejo proyecto (que incluso tenía más de 100 años con los proyectos del “Panamericanismo”, que tanto criticaba José Ingenieros) de un área continental de libre comercio, el ALCA, Área de Libre Comercio de las Américas.

Años antes, se gestó con G. Bush padre el NAFTA (North American Free Trade Area), un área de libre comercio en América del Norte que incluye a México, Canadá y Unidos. A 20 años de su creación, ha brindado beneficios a todos los países miembros: a EEUU ya que aprovecha para instalar sus productos en sus vecinos y para reducir costos de importación de energía. A Canadá y a México por su cercanía con el gran socio, exportando producción industrial y energía (Canadá) y energía e industria ensambladora (maquila, México).

Un acuerdo de libre comercio supone la eliminación gradual de las trabas arancelarias a la importación. El concepto es muy bueno, siempre y cuando se trate de socios de desarrollo equivalente que intercambien productos similares. El problema se da cuando y como siempre suele suceder, estos acuerdos son promovidos por países desarrollados, con tecnología y productividad avanzadas, que tratan de colocar su producción en países menos desarrollados, donde su industria no puede competir y paulatinamente va desapareciendo.

Este era el problema que sucedía con el ALCA en países como Argentina y Brasil. Países con una base industrial, golpeada por las políticas neoliberales y falta de políticas de expansión de la oferta (fortalecimiento de las PyMEs industriales), pero base industrial al fin. La adhesión a este espacio de libre comercio hubiera supuesto transformar nuestras economías en meros proveedores de materias primas, tal como fue nuestra historia con Gran Bretaña en el siglo XIX y hasta mediados del XX.

Los TLC han servido a países menos desarrollados para fomentar sus exportaciones de bienes no industrializados. Es por ello que cada análisis sobre la conveniencia de un TLC debe hacerse tomando las particularidades de cada país.

Por ello, hoy, a 9 años del rechazo del ALCA por parte de Néstor Kirchner, Hugo Chávez, Luis Inácio “Lula” da Silva y Tabaré Vázquez, medidas como estas adquieren relevancia a fin de ir comprendiendo cuales son las medidas económicas que permiten el desarrollo de un Pueblo, entendiendo como tal a la mayoría de sus habitantes, y cuales benefician sólo a una minoría.


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