Desde hace varias semanas
asistimos al escenario mediático de reclamos entre la Cámara de Proveedores
Mineros de San Juan (CASEMI) y sus reclamos a la empresa Barick S.A.
A prima facie, produce cierta
adhesión y hasta ternura la posición de CASEMI, ya que parece justo que una
cámara empresarial sanjuanina reclame a una empresa transnacional por la
participación en las licitaciones, lo que a quienes respaldamos el proyecto de
inclusión vía trabajo y utilización del capital productivo versus el financiero
especulativo (proyecto Nacional, Popular y Latinoamericano), nos parece
perfecto.
Porque además, es trabajo de
familias sanjuaninas las que estaba en juego. Y si estas empresas locales no
recibían la posibilidad de participar en condiciones legales y legítimas, era
el trabajo de sus obreros, técnicos y profesionales los que quedaban afuera.
Entendiendo al sector
trabajador como columna vertebral del movimiento nacional y popular, esto no se
puede permitir.
Por supuesto, es la
movilización y la lucha la que permite remontar la colina de las injusticias.
En eso estamos de acuerdo. Pero la lucha puede ser organizada o desorganizada. El
asunto es, ¿la lucha estuvo bien organizada?
La respuesta no es positiva. Y
nuestra fundamentación será nuestro diagnóstico. Desde hace cuatro años los
proveedores mineros locales tenían la información por parte del Secretario de
Minería de la Nación, Mayoral, de que Pascua-Lama se realizaría, pero
obviamente, estos mismos proveedores locales debían demostrar su fuerza y
capacidad de organización frente a Barrick S.A. para exigirle a esta empresa la
inclusión del trabajo sanjuanino.
Lo que sucedió es que CASEMI
nunca se organizó para presionar a Barrick S.A. para participar de las
licitaciones del emprendimiento minero más grande de América del Sur. En
síntesis de este primer punto, el trabajo sanjuanino no tenía chances si no
había quien peleara por él.
La cuestión de la legitimidad.
Con más de 600 empleados que
CASEMI junto con sus 150 empresas y su directorio de 5 gerentes disponían, la
lucha por el trabajo sanjuanino tenía chances. Pero, ¿como hacer o sumarse a la
lucha de un grupo de empresas que tienen a sus empleados en negro, que no pagan
las horas que corresponden, prefieren disfrutar de carreras de rally antes que
pagar el sueldo correspondiente y hacen ostentación de la riqueza obtenida por
las calles de San Juan?
¿Que legitimidad pueden tener
estos empresarios? ¿Acaso están reclamando por trabajo para sus obreros, para
que sus empresas crezcan dando más trabajo, para aumentar sueldos? O es para
pasar del BMW 2009 al 2011?
Las movilizaciones populares
son las que están conformadas por el pueblo, por los trabajadores y las que
requieren la solidaridad popular. No las movilizaciones de la abundancia, que
generan desprecio por parte de sus mismos trabajadores que conocen los
movimientos de la empresa, sus ganancias y sus pérdidas.
Otro elemento para tener en
cuenta: La cúpula gerencial de Barrick S.A. está comprometida con el trabajo y
la producción sanjuaninos? La realidad indica que no. A diferencia de la
gerencia chilena del proyecto Pascua-Lama, la gerencia de Barrick Argentina no
se ha decidido para que el trabajo sanjuanino esté presente en cantidad y
calidad en el proyecto.
¿Como a la gerencia puede
interesarle el trabajo sanjuanino, cuando empresas no sanjuaninas conocen con
bastante antelación las licitaciones, mientras que las empresas sanjuaninas lo
hacen solo con 48 hs de anticipación?
¿Acaso 500 millones de dólares
representan mucho para la provincia de San Juan, para sus empresas proveedoras
de servicios mineros? ¿De cuanto, de 3000 millones, que es el monto de la
inversión total? El 75% de las inversiones más importantes, ya están
adjudicadas, entiéndase, con contrato elaborado. Que puede pedir CASEMI hoy a
la gerencia de Barrick Argentina, si ninguno de los dos puede, uno por falta de
compromiso, otro porque ha preferido a los capitales extranjeros antes que los
nacionales y los sanjuaninos, revertir la situación actual?
En síntesis, CASEMI y la
gerencia de Barrick Argentina son responsables no solamente por el trabajo
potencial perdido en el emprendimiento minero más grande de América del Sur,
sino también por el trabajo efectivamente perdido. Empresas que hace cuatro
años tenían 400 empleados, hoy tienen 40.
La lucha deber ser organizada,
teniendo en cuenta quienes son los responsables y cuales son los tiempos. De lo
contrario, se llorará por el oro derramado.
Diego M. Flores Burgos
ENPL Encuentro Nacional
Popular y Latinoamericano