jueves, 9 de septiembre de 2010

Reflexiones sobre el Congreso del Bicentenario, Nacional, Popular y Latinoamericano


Lo acontecido en la ciudad de La Plata el 4 de septiembre pasado, no es casual. Ni está determinado. Es fruto de un proceso que se viene gestando en las bases del pueblo argentino y latinoamericano.

Es el fruto de un proceso que se inicia con el acceso de las clases medias al poder y de la reforma universitaria en la época Irigoyenista; la industrialización por sustitución de importaciones, el acceso de los trabajadores al poder, la ampliación de los derechos sociales y el proyecto de libertad económica y política del gobierno Peronista. Los intentos de esa oligarquía colonial que no quería desaparecer, destruyendo todo proyecto político del signo político que fuere, que implicara el desarrollo autónomo y la participación de las mayorías en las decisiones públicas.

Este proceso sigue con la destrucción física de 30.000 compañeros, cuadros políticos, que se llevaron consigo el tránsito hacia un país más libre y más justo. El retorno a la democracia, aún con miedos. La destrucción de la militancia política a través de los medios de comunicación, quienes proclamaban la nueva era, el fin de la historia y de la política, la que ahora sería conducida por los partidos de comercialización de candidatos.

Continúa con la reconstrucción de la militancia a través de los movimientos sociales y políticos a mediados de los años noventa y el fin de la fiesta neoliberal en 2001.

Desde 2003 en adelante, el proceso de reversión de los magros niveles de participación social. Los movimientos sociales y políticos dejan de ser vistos como agrupaciones políticas marginales. Ganan espacios en sus respectivos territorios, se hacen respetar por las estructuras políticas partidarias conservadoras y tradicionales. Son un nuevo canal de participación que reúne lo disperso, incorpora lo excluido, le da un nuevo sentido a la política, o recupera el que una vez tuvo.

Este Congreso cumplió con ese proceso histórico. Fue un lugar de reunión de organizaciones sociales, de técnicos, obreros, profesionales, gente de la producción y la pequeña y mediana empresa. La totalidad del campo popular estuvo representada allí, en los foros de educación, comunicación, cultura e identidad, salud, trabajo, producción agroalimentaria, economía e industrias estratégicas.

Los movimientos sociales están tomando un nuevo rol en la política: el de incluir a los sectores que, por diversos motivos, hoy están fuera de la política, que no pueden hacer escuchar su voz, sus problemas, sus propuestas, sus ideas.

En San Juan también está sucediendo. Frente a las dificultades para acceder, para participar. Frente a la burocracia y a las oligarquías partidarias, la participación de los movimientos políticos es la base de un proyecto de país que acompaña propuestas estructurales como las que han sido la estatización de las AFJP, la ley de medios audiovisuales y la asignación universal por hijo.

El Encuentro Nacional, Popular y Latinoamericano (ENPL) es un espacio nuevo en San Juan. Es un espacio de debate, participación, construcción y afianzamiento de un proyecto político en base a las necesidades particulares de cada sector, productivo, económico, profesional, sindical, etc., que en nuestra provincia siempre disputa sus intereses sectoriales de manera aislada, sin contemplarlas en un plan o proyecto integral sanjuanino, argentino y latinoamericano.

Este Congreso ha servido para darnos cuenta que, lejos de la salida individualista, es lo colectivo lo que nos permitirá alcanzar un proyecto económico-político-social sustentable para toda la sociedad, en el marco de la ampliación los derechos, la libertad política y la independencia económica, dirigido por el sector que genera la riqueza: el trabajador. La conciencia social de que los problemas sectoriales son problemas de toda la sociedad y que por ende, deben ser tratados en base a la participación y la movilización de todos los sectores sociales.


Diego M. Flores Burgos