domingo, 1 de noviembre de 2015

La increíble proeza de Daniel Scioli

                                                               
José Luis Gioja y Daniel Scioli en acto en Auditorio Juan Victoria

Si algo nos enseñó Carlos Fara, uno de los principales Consultores Políticos de la Argentina es que la Estrategia Electoral  debe permanecer intangible desde el inicio hasta el fin de la campaña, salvo que algún hecho extraordinario conlleve su modificación.

De cara al balotaje, agregaría que estamos ante un hecho que conlleva a la necesidad de un cambio revolucionario de estrategia para el FPV. La estrategia es el camino que tomará un candidato frente a una elección y no siempre es ganar, como podría pensarse. En este caso la estrategia fue vencer en primera vuelta en base a la cosmovisión de ser la continuidad de un modelo que durante 12 años tuvo en general éxitos electorales. La estrategia de Macri y Cambiemos fue ingresar al balotaje polarizando la elección con Scioli como antítesis de la gestión kirchnerista (cambiemos) y la de Massa, entrar al  balotaje (el único opositor que de seguro lo ganaba) posicionándose como la principal oposición mostrando una imagen de crítica constructiva (el cambio justo).

El resultado del domingo no sorprendió para nada. Muestra el agotamiento de un modelo, pero no de gobierno, sino de gestión de política pública y de comunicación. De manera científica analizando políticas públicas, podemos evaluar al kirchnerismo como la gestión de gobierno que más escuelas realizó, más kilómetros de rutas, autopistas y pavimentos finalizó, mayor cantidad de obras de infraestructura energética concluyó, mayor inclusión social logró. Sin embargo todo esto, ¿de qué le sirvió al FPV, cuando corre el riesgo de perder el poder el 22 de noviembre? ¿Qué pasó?

Otro referente de la Consultoría Política Nacional, Mario Riorda, retruca la típica frase de muchos políticos: “No es que gestione mal, sino que comunico mal”. Error: Riorda dice: La comunicación es parte de la gestión, es comunicación y gestión. Una cosa no puede ir sin la otra. Y más drásticamente, Daniel Ivoskus, otro importante Consultor titula uno de sus libros: “Lo que no se dice, no es”. Bueno, después del 25 de octubre están pensando qué hacer muchos intendentes y gobernadores “incomprendidos”.

En este caso, el principal enemigo de Daniel Scioli y la línea más PJ del Frente para la Victoria fue la propia gestión y no como pudiera pensarse (no sólo) conspirativamente para que un personaje de la “derecha” del FPV llegue al gobierno, cuando debiera haber accedido un Randazzo o un Rossi, que nunca ganaron una elección ejecutiva pero llevan en su interior el “verdadero carisma del kirchnerismo”, los kirchnetrotskos, como los llamo, aquellos radicales dentro del FPV que juzgan kirchnerista a uno en base a su menú, a dónde va (Tinelli), la música que escucha (Montaner) o las estrategias que toma y que prefieren que tal candidato (Scioli) pierda a mancillar el “espíritu kirchnerista”.  

De todas formas, Randazzo, Rossi, Uribarri o Máximo Kirchner hubieran tenido peores resultados por a) la imagen que ellos muestran al electorado y que hoy en día no acepta: confrontación, radicalización; y b) el problema estructural de una muy mala conducción de la comunicación política (de gestión) del kirchnerismo.

La comunicación política no tiene por objetivo manipular a la ciudadanía, sino generar adhesión en base a lo realizado, para poder ganar la próxima elección. Justamente esto ha fallado. Y no es la sobreexposición de la Presidenta en las cadenas nacionales, sino principalmente la falta de claridad de los fundamentos que tuvo el Gobierno Nacional para tomar tal o cual política pública.

Juan Domingo Perón decía que el Conductor debía ser como Alejandro Magno: él ocupaba el terreno, luego sus abogados decían el por qué. Perón no tenía tiempo de explicar todas las medidas que tomaba, pues era un militar profesional de alto nivel y como tal, altamente ejecutivo. Para ello había previsto el rol del “Predicador”: aquel que explica la acción del conductor, los motivos que tuvo y el objetivo buscado para que la comunidad (organizada, de paso), comprenda y defienda.

A 20 días del balotaje aún vemos proyectos de ley, anuncios de funcionarios de medio pelo o publicidades que uno podría decir que están creadas para perjudicar a Daniel Scioli y al FPV. Por ello, el cambio de estrategia para que el FPV gane (y puede ganar) debe ser radical: Sinceridad: Mea culpa por los errores de la gestión de gobierno: corrupción (como en todos los gobiernos), mal manejo de las variables económicas, falta de medidas estructurales en materia de desarrollo económico e inclusión social.

Eso es importante, pero no radical: lo radical es que en menos de un mes Scioli instale su “marca” de gestión futura, suya y del nuevo FPV: pasar de ser un espacio político percibido por la ciudadanía que fomenta la vagancia, que nivela para abajo, que no sirve para gestionar la economía, que es permisivo con la delincuencia y que se vincula con los populismos socialistas internacionales más diabólicos, a ser la Marca de la eficiencia, de la gestión de calidad, de la inclusión social vía generación de trabajo genuino, de la realización material y concreta del liberalismo (donde existe una necesidad, nace un derecho).

Radical, ¿no? Pero posible, ya que Daniel Scioli es otra cosa, es otro tipo de funcionario, piensa que la gestión debe ser diferente, sabe que hay que cambiar, por eso es resistido por el kirchnetrotskismo. Además, porque más allá del voto castigo que sufrió el FPV, el electorado es conservador y va a preferir cambios en un proyecto de gobierno que conoce al cambio por un por un proyecto “potencialmente” neoliberal con Macri. Es decir, si Scioli hace una mejor oferta, el electorado lo va a seguir.
  
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