jueves, 27 de noviembre de 2008

SOBRE LA REINSTAURACIÓN DE LA ENSEÑANZA RELIGIOSA EN LAS ESCUELAS EN SALTA


La Legislatura salteña se apresta a tratar el proyecto de enseñanza religiosa en las escuelas públicas. Para asesorarse llamaron a todo el fundamentalismo religioso. Ningún racionalista o librepensador fue invitado. Allí, católicos y evangelistas (que por un abuso estadístico dicen ser, sumados, mayoría absoluta; nominalmente, porque cuentan también a los no practicantes o indiferentes), hicieron un frente común "cristiano", relegando al rabino e ignorando a los musulmanes, olvidando sus diferencias originadas en aquella venta de indulgencias. Una pavada. si consideramos las ingeniosas y renovadas ventas televisivas de la "rosa viva", "oleos sagrados", "mantos" y tantas originales como milagrosas ocurrencias que deben causar la envidia de la Iglesia originaria, que apenas cuenta con alguna Virgen recaudadora cada tantos kilómetros. No en vano dice Max Weber que el protestantismo es la religión del capitalismo… Los otros. no son mejores: son de la Edad Media.

Allí se asentaron pautas fundamentales. No harán catequismo, pero infundirán el "temor de Dios". ¡Bien, eso sí es educación! El temor de Dios es tan eficaz como el temor a la Policía. Vean como Dios castiga a los ricos, llenándolos de responsabilidades, sin asegurarles la vida eterna como a los pobres de espíritu y bienes que, si no protestan demasiado, irán al cielo.

Dicen que van enseñar religión, no como práctica sino como formación cultural e histórica. Bueno, pero no se "coman" los capítulos sobre la Inquisición, las Cruzadas, el exterminio de los cátaros, las Guerras de Religión, la destrucción cultural de América, la quema de brujas, herejes y judaizantes o el Holocausto o Shoá.

No se olviden de enseñar que los judíos mataron y flagelaron a Jesús. Pueden ilustrar la clase exhibiendo "La Pasión de Cristo" del Mel Gibson, donde se demuestra que los judíos son malos, feos, sucios y crueles.

No se olviden de enseñar que "Mahoma sólo trajo al mundo cosas malas e inhumanas al ordenar la difusión de su fe por la espada". El Papa "dixit", aunque después dijeron que fue un "blooper" sin importancia.

No se olviden de descalificar al budismo como religión, porque son ateos.

No se olviden de combatir las creencias populares de los pueblos originarios, por paganas y burdas supersticiones.

No se olviden de asustar a los niños con el Infierno, que no es una metáfora, sino real, existente, un lugar siniestro donde las almas de los que pecan o no obedecen sufrirán castigos eternos, como muestra de la misericordia divina.

Y lo fundamental, como muy bien acordaron en ése seráfico cónclave los representantes e intermediarios de la divinidad: los que no creen en Dios, no tienen Moral.

Así es que ese niñito o niñita que quedó solo en el patio de la escuela, porque él o sus padres no son creyentes de ninguna religión, en el recreo pueden burlarse de él o ella porque es diferente, es casi un animal. También pueden pegarle porque está más cerca del Diablo, el Mal, que de Dios. Aprovechen para manosearlo/a, ya que como no tiene Moral no le importará. Y no lo hagan suave, como a veces amorosamente hace el bondadoso Padre o Pastor, porque aunque parezca que llora, como no tiene Dios seguro que tampoco tiene sentimientos. Y hasta como festejo y a la mayor honra de Dios, podrían prenderle fuego al guardapolvo. Seguro que no le duele.

Una presunta identidad cristiana de la provincia, además de arbitraria y anticonstitucional, atenta contra las normas básicas de la convivencia en paz y civilizada entre personas que, afortunadamente, pensamos distinto.

La enseñanza común en la escuela pública siempre fue igualitaria, además de gratuita y obligatoria. El laicismo era el que igualaba y gracias a esa tradición de la Ley 1420 se fundó la nacionalidad argentina, con la masa heterogénea de los hombres de buena voluntad que quisieron habitar este suelo. Ese óptimo sistema educativo fue tan fundacional como el 25 de mayo o el 9 de julio. O más.

La legislatura salteña puede disponer un retroceso a una sociedad atrasada, intolerante, monástica, dividida, prejuiciosa y a sembrar vientos para futuras tempestades. Diputados y senadores, votando esta maléfica ley, inscribirán sus nombres como quienes, excediendo la voluntad de sus representados, atentaron contra la armonía, la tolerancia y la convivencia del pueblo, en su parte más vulnerable e inocente como es la niñez. Ganarán el cielo, pero desatarán el infierno en la tierra.

La democracia no es sólo el gobierno de una mayoría circunstancial. Debe respetar la libertad, principalmente la de las minorías. Y la libertad de conciencia, que no admite presiones ni imposiciones, es más sagrada que todas las religiones juntas.

Marcelo O´Connor.-

domingo, 23 de noviembre de 2008

NEGRO, GORDO Y PIQUETERO




Ayer (21 de noviembre) estuvo en la provincia de San Juan el dirigente de la Federación Tierra, Vivienda y Hábitat, Luis D’ Elía. Poca difusión tuvo su visita. Es que los medios provinciales acompañan, en general, la idiosincrasia popular que ellos mismos ayudan a formar. Ellos son la opinión pública, como mencionó Forster el viernes en la Facultad de Ciencias Sociales en la presentación de Carta Abierta.

Y es que los brazos del imperio en la Argentina, los cipayos indignos, inmorales y destituyentes han aprovechado y trabajado hondamente los prejuicios de la clase media y media alta del país. Lo malo viene en envase negro y pobre. Y piquetero… esa es una redundancia.

Además lo gordo es antiestético. Es de lo que se huye. Lo feo e indeseable. Para ellos está Cuestión de Peso.

Nunca voy a olvidar las imágenes que una noche, en el Canal de noticias TN del grupo massmediático Clarín, D’Elía dijo sobre la manipulación que los medios hacen sobre el pueblo y los gobernantes. Como se transforman en la opinión pública. Como engañan, acarrean, mienten, distorsionan, juegan parcialmente. Y la frase de periodismo independiente, que siempre está.

D’Elía fue el único que defendió no un gobierno, el de Cristina Kirchner en particular. Defendió al gobierno de los argentinos, un gobierno popular, elegido mediante sufragio libre y secreto, avalado por la mayoría. Un gobierno que, bajo el imperio de la potestad estatal, decidió una política, la cual fue puesta como caballito de batalla de la agenda mediática, que taladraba las mentes de los televidentes, quienes lamentablemente y debido a la falta de cultura crítica, adoptaban como dogma.

El exponente en este período destituyente que defendió la institucionalidad es Luis D’Elía. Sus minutos en el aire en A dos voces fueron concretos y claros frente a la relación de los medios y en particular del Grupo Clarín en esta nueva jugada de los poderes concentrados del país contra un gobierno popular. Ya lo vivimos muchas veces en nuestra historia nacional y latinoamericana, lo que pasa es que los argentinos somos de mala memoria y preferimos a Tinelly al canal Encuentro o un libro de historia.

Defensor de lo popular, la causa nacional, latinoamericana y democrática, no dudó D’Elía en usar la fuerza cuando fue necesaria. Ese es otro instrumento de manipulación mediática. La piña que le metió a un ciudadano que lo insultó durante una cuadra fue el principal elemento para descalificarlo. Se juega con la paz ingenua y contra la violencia cuando conviene, cuando a las convicciones hay que defenderlas a capa y espada. Pero nada se dice de la violencia simbólica y horizontal que estos medios y algunos políticos tratan de extender desde la clase media y alta contra los pobres y marginados y contra aquellos que osan desafiar el poder establecido.

El título de esta nota refiere a la manipulación y uso que desde la psicología social, empleada por los multimedios absolutamente parciales, herramientas del imperialismo, utilizan para fragmentar la sociedad, para que cada uno viva más encerrado, fomentando el individualismo y el sálvese quien pueda y nos alejemos cada vez más de la lucha integral contra la desigualda y por la libertad.

Lamentablemente los argentinos tenemos estos graves problemas: mala memoria, criterio superficial, liviandad en la crítica y aversión a que nos digan la verdad. La demagogia ya dejó de ser un instrumento político para pasar a ser un instrumento del mercado. Y los medios no son la excepción en su uso.

Somos todos responsables, en mayor o menor medida de lo que nos sucede. Principalmente por no reconocer al enemigo popular. Por utilizar el prejuicio como instrumento de análisis de la realidad. Por utilizar las apreciaciones despectivas de negro, gordo y piquetero como forma de instalar a un chivo expiatorio, a quien dirigir todas nuestras broncas y prejuicios racistas, que los medios nos ayudan a fomentar.

La Argentina se construyó como crisol de razas. Los pueblos originarios, quienes vinieron por distintas razones a nuestra tierra. Todos somos responsables de la construcción de un país que discuta las formas en base a la tolerancia, el respeto por las diferencias, la lucha contra el fanatismo y el dogmatismo. Un pueblo que se exprese y discuta en base al fundamento profundo de la razón y no al fundamento de la noticia proveniente de un medio de comunicación parcial. Sino, deberemos aprender a ser honestos y hacer silencio cuando nos sintamos ignorantes.

Diego M. Flores Burgos