Lamentablemente recibimos este 26 de enero de
2012 con la noticia del fallecimiento del ex gobernador Alfredo Avelín. Un
hombre que enfrentó muchas batallas, la más dura, no obstante, considero que
fue la de su gobernación. Su muerte no la considero una batalla perdida, es el
lugar por el que tienen que pasar los grandes hombres para llegar a la gloria.
Mi experiencia en la militancia política se
inició por el año 1996 en la Cruzada Renovadora. De inmediato participé en
elecciones, en eventos sociales, reuniones y actividades de asistencia social de
la mano de este gran dirigente que tantos años llevaba ya luchando por sus
ideas de liberación nacional, justicia social y democracia popular.
Lamentablemente, la estructura orgánica de la
Cruzada Renovadora de aquellos tiempos me imposibilitó seguir participando allí,
por lo que dejé de militar en ese espacio, sin dejar de reconocer a Alfredo
Avelín como un gran líder y ejemplo de las masas sanjuaninas.
Durante su gobierno, me tocó cumplir
funciones en los ministerios de Educación y Gobierno de la provincia. Durante
las épocas más duras del neoliberalismo decadente, Alfredo Avelín sostuvo con
férrea voluntad la dignidad de nuestra provincia, enfrentándose, talvez poco
diplomáticamente pero no sin razón, al gobierno del ajuste y la banelco, al
dueño del poder político y económico de la Argentina en aquellos años, Domingo
Cavallo.
Esa fue una batalla muy dura, en la que este
noble hombre luchó desesperadamente por mantener la paz social, requiriendo
reformas económicas para hacerles pagar el costo de la crisis a los
especuladores financieros y no a los trabajadores. Creo que la mayoría de los
sanjuaninos no entendimos su mensaje. No supimos hacer un buen diagnóstico de
lo que estaba pasando. Nos pusimos en contra de quien reclamaba por lo justo,
por la autonomía provincial, por la justicia social del pueblo sanjuanino,
especialmente de los castigados por la coparticipación nacional, los empleados
públicos.
Recuerdo que era tal el nivel de escasez y
pobreza, que se veían cosas inimaginables hoy en día, como enviar
comunicaciones oficiales por fax con hojas usadas, como conocer de funcionarios
inescrupulosos utilizando bolsones de mercadería para aprovecharse sexualmente
de mujeres de familias carenciadas… Fue una época muy difícil para Alfredo
Avelín, que tenía que gobernar una coalición cuyas cabezas no compartían los
mismos valores que él. Y se lo hicieron vivir, tanto a él como a quienes lo
acompañamos.
En el día de hoy, lo más loable del querido
Alfredo Avelín, es su lucha, interminable, hasta los últimos días en que su
salud se lo permitió. Él fue un líder en el sentido más noble de la palabra,
fue un líder desde el ejemplo, un ejemplo de lucha, de constancia y de valores
pétreos en la persecución de un pueblo libre, igualitario y fraterno.
Diego M. Flores Burgos
Referente
del Encuentro Nacional Popular y Latinoamericano San Juan