viernes, 8 de noviembre de 2013

Imperialismo Verde

La prisión de dos argentinos en Murmansk, Rusia, por intentar tomar una plataforma petrolera de la estatal Gazprom ha servido para visibilizar el rol de Greenpeace como organización al servicio del imperialismo británico.

El rol mediador asumido por Rusia y su presidente, Vladimir Putin, frenando la ambición estadounidense de la guerra en Siria, la ocupación soberana del Estado Ruso sobre sus aguas en el ártico y sus riquísimos recursos minerales y la nueva ruta comercial este-oeste en esa zona, son algunas causas que permiten entender el juego de Greenpeace.

El peor escenario para Rusia y Putin hubiese sido caer en la provocación hundiendo el Artic Sunrise, barco holandés no por azar con tripulación de varios países del mundo que no respondió a la orden de detenerse, ni siquiera a los disparos de advertencia de los guardacostas rusos.

Nuestro servicio de inteligencia nacional, la SIDE, viene desde hace tiempo investigando esta organización ecologista, que es considerada un instrumento creado por el servicio de inteligencia británico, el MI6, para defender los intereses geopolíticos y comerciales británicos en todo el mundo, usando los nobles valores del cuidado medioambiental.

Greenpeace se encarga a nivel mundial de realizar “Campañas” ecologistas, fundamentalmente en países en vías de desarrollo, oponiéndose al progreso industrial, a la soberanía tecnológica y a todo aquel avance nacional que pueda representar una amenaza para los intereses británicos y de sus aliados.

De esta manera, en Rusia se oponen a la ocupación y a la explotación petrolera estatal en el ártico, en Brasil al uso agropecuario de la Amazonia. En la India se oponen al plan nuclear nacional que pretende que para el 2050 el 25% de la energía utilizada sea nuclear y en Argentina, la oposición radical a la finalización de Atucha II y a la construcción de nuevas centrales nucleares para un país que requiere energía para el desarrollo industrial soberano y la generación de fuentes de trabajo. También la férrea oposición a la explotación de carbón para usinas térmicas estatales como la de Río Turbio, el rechazo por las actividades de la estatal INVAP, el uso de transgénicos y en nuestra provincia, San Juan, a la explotación a gran escala de oro y otros metales.

Sin embargo en nuestro país no se oponen a las usinas térmicas sin carbón, ya que la mayoría forma parte de capitales extranjeros (británicos o aliados), ni tampoco al desarrollo nuclear estadounidense o sajón ni responsabilizan a estos países centrales del efecto invernadero, producto de su desarrollo industrial.

Un caso grave en nuestro país es el del silencio total de Greenpeace sobre la altísima probabilidad que en aguas del Mar Argentino haya contaminación radioactiva, producto del hundimiento del buque Sheffield con armas nucleares durante la guerra de Malvinas. Jamás la organización hizo algún cuestionamiento o investigación sobre este tema.

Lógicamente, el kirchnerismo ha sido el peor enemigo para Greenpeace. Recordemos cuando Greenpeace desplegó una pancarta contra la explotación de carbón en un acto político del ex presidente Kirchner en Santa Cruz, de la intención de este gobierno de reactivar el Plan Nuclear Argentino, del apoyo a la minería a cielo abierto y a la utilización de transgénicos, fundamentalmente para la producción sojera, imprescindible para un país que requiere de divisas para financiar su desarrollo.

Asistimos entonces, a una nueva forma de imperialismo, de sometimiento de los intereses nacionales de ciertos países a los de otros, esta vez sin armas de fuego, sino a través de las armas de la acción psicológica y la manipulación en base al desconocimiento, por parte de corporaciones como Greenpeace.

Diego M. Flores Burgos
Lic. en Ciencias Políticas
M.P. 177

sábado, 24 de agosto de 2013

Estados Unidos: ¿Mal amigo y buen enemigo del Brasil?

Comparto la siguiente nota de Adrián Salbuchi publicada en el portal RT. La necesidad de recuperación de una geopolítica argentina y latinoamericana como forma de defender la soberanía política.

La semana pasada, el secretario de Estado de EE.UU., John Kerry, visitó Brasil para tratar de minimizar el grave daño que generaron las revelaciones del contratista de la Agencia Nacional de Seguridad Edward Snowden, de que el programa de espionaje electrónico norteamericano apuntó a enormes cantidades de comunicaciones públicas y privadas brasileñas relacionadas con secretos militares, energéticos y comerciales.  

De esta manera, Brasil se transformó en otro país afectado por el escándalo Snowden. Durante el encuentro, el canciller brasileño, Antonio Patriota, se quejó diciendo que si Washington no brinda explicaciones satisfactorias a estas denuncias de espionaje, se generará una "sombra de desconfianza" en la relación bilateral. Kerry respondió diciendo que lo hecho por su país se enmarca dentro de su "lucha contra el terrorismo global", agregando que EE.UU. lo hace para "beneficiar" al mundo entero…  

Claramente, EE.UU. debe entender que su comportamiento de hablar en términos 'amistosos', mientras se comporta de manera adversarial, está destruyendo su credibilidad y confiabilidad en todo el mundo. 
Las políticas agresivas de EE.UU. hacia su 'patio trasero' 
Durante décadas, EE.UU. consideró a toda Latinoamérica como su 'patio trasero'. Les era fácil manejarla a los empujones –con amenazas, incluso invasiones– para alinear a esos débiles países de habla castellana y portuguesa a sus propios intereses; a las trompadas de ser preciso. 

Mas con el paso del tiempo, los pueblos latinoamericanos crecieron, maduraron y perdieron su inocencia. Hoy se muestran sumamente desconfiados hacia su poderoso vecino del norte, especialmente al revelarse tantos secretos terribles que demuestran el apoyo y financiamiento directo y sistemático brindado por Washington a golpes de Estado y a la imposición de regímenes cívico-militares durante los años 50, 60 y 70 en casi todos los países de la región, Brasil incluido.  

Todo aquello justificado por la "lógica" de la Guerra Fría que dictaba que cualquier cosa –regímenes ilegales, antidemocráticos y antinacionales– era preferible con tal de mantener a la ex Unión Soviética y China fuera del hemisferio occidental. 

Durante más de un siglo, Latinoamérica no sufrió ataques europeos, lo que le daba cierta credibilidad a la Doctrina Monroe con su lema de "América para los Americanos" que alertaba a los europeos a mantenerse "fuera de América", sin embargo encubría el hecho de que con ello, EE.UU. mantenía su control hegemónico sobre todo el continente.  

Al menos así lo fue hasta 1982 cuando estalló la breve guerra que enfrentó a la Argentina y el Reino Unido, que llevó a EE.UU. no solo a pisotear su propia Doctrina Monroe, sino también al TIAR –el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca- suscripto en Río de Janeiro por todos los países de la región apenas terminada la Segunda Guerra Mundial y por iniciativa de los propios estadounidenses.   

No sólo no ayudó EE.UU. a rechazar el ataque británico como esperaban todos los países latinoamericanos que apoyaron a la Argentina contra el Reino Unido –la mayor parte de los cuales luego denunciaría ese interesado Tratado–, sino que EE.UU. terminó brindando apoyo militar, político, diplomático y económico total e irrestricto a su tradicional aliado global, el Reino Unido. 

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La semana pasada, el secretario de Estado de EE.UU., John Kerry, visitó Brasil para tratar de minimizar el grave daño que generaron las revelaciones del contratista de la Agencia Nacional de Seguridad Edward Snowden, de que el programa de espionaje electrónico norteamericano apuntó a enormes cantidades de comunicaciones públicas y privadas brasileñas relacionadas con secretos militares, energéticos y comerciales.  

De esta manera, Brasil se transformó en otro país afectado por el escándalo Snowden. Durante el encuentro, el canciller brasileño, Antonio Patriota, se quejó diciendo que si Washington no brinda explicaciones satisfactorias a estas denuncias de espionaje, se generará una "sombra de desconfianza" en la relación bilateral. Kerry respondió diciendo que lo hecho por su país se enmarca dentro de su "lucha contra el terrorismo global", agregando que EE.UU. lo hace para "beneficiar" al mundo entero…

Claramente, EE.UU. debe entender que su comportamiento de hablar en términos 'amistosos', mientras se comporta de manera adversarial, está destruyendo su credibilidad y confiabilidad en todo el mundo. 

Las políticas agresivas de EE.UU. hacia su 'patio trasero'
 

Durante décadas, EE.UU. consideró a toda Latinoamérica como su 'patio trasero'. Les era fácil manejarla a los empujones –con amenazas, incluso invasiones– para alinear a esos débiles países de habla castellana y portuguesa a sus propios intereses; a las trompadas de ser preciso. 

Mas con el paso del tiempo, los pueblos latinoamericanos crecieron, maduraron y perdieron su inocencia. Hoy se muestran sumamente desconfiados hacia su poderoso vecino del norte, especialmente al revelarse tantos secretos terribles que demuestran el apoyo y financiamiento directo y sistemático brindado por Washington a golpes de Estado y a la imposición de regímenes cívico-militares durante los años 50, 60 y 70 en casi todos los países de la región, Brasil incluido.

Todo aquello justificado por la "lógica" de la Guerra Fría que dictaba que cualquier cosa –regímenes ilegales, antidemocráticos y antinacionales– era preferible con tal de mantener a la ex Unión Soviética y China fuera del hemisferio occidental. 

Durante más de un siglo, Latinoamérica no sufrió ataques europeos, lo que le daba cierta credibilidad a la Doctrina Monroe con su lema de "América para los Americanos" que alertaba a los europeos a mantenerse "fuera de América", sin embargo encubría el hecho de que con ello, EE.UU. mantenía su control hegemónico sobre todo el continente.

Al menos así lo fue hasta 1982 cuando estalló la breve guerra que enfrentó a la Argentina y el Reino Unido, que llevó a EE.UU. no solo a pisotear su propia Doctrina Monroe, sino también al TIAR –el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca- suscripto en Río de Janeiro por todos los países de la región apenas terminada la Segunda Guerra Mundial y por iniciativa de los propios estadounidenses.

No sólo no ayudó EE.UU. a rechazar el ataque británico como esperaban todos los países latinoamericanos que apoyaron a la Argentina contra el Reino Unido –la mayor parte de los cuales luego denunciaría ese interesado Tratado–, sino que EE.UU. terminó brindando apoyo militar, político, diplomático y económico total e irrestricto a su tradicional aliado global, el Reino Unido. 

Podrá decirse que eso fue hace treinta años, pero si avanzamos hasta nuestros días, el largo historial de interferencia norteamericana en toda Latinoamérica orquestando golpes de Estado, continuó hasta tiempos recientes como se comprobó cuando la burda asonada contra Hugo Chávez en abril de 2004.

A eso podemos agregarles desde las décadas de injusto embargo contra Cuba, hasta el reciente acto de cuasi-piratería aérea al presionar a varios países europeos para que se obligara al avión presidencial boliviano, con el presidente Evo Morales a bordo en pleno vuelo desde Moscú, a hacer un aterrizaje forzoso en Viena, donde su aeronave fuera inspeccionada sólo porque EE.UU. sospechaba que pudiera hallarse a bordo el buscado Edward Snowden.

No... decididamente EE.UU. no es un buen amigo de Latinoamérica.  

En el mejor de los casos es un mal amigo, y ni bien surge cualquier diferencia, EE.UU. casi siempre termina siendo una suerte de buen enemigo, al que ningún país latinoamericano puede ni debe ignorar considerando su gigantesco poder, influencia y política exterior agresiva. EE.UU. es algo así como el matón del barrio al que todos saben que es mejor saludar, pero siempre desde una distancia, sin jamás confiar en él y haciendo todo lo posible para evitar problemas…

Oficialmente, la visita de John Kerry a Brasil tuvo como meta preparar una visita de Estado de la presidente Dilma Rouseff a Washington el próximo mes de octubre, lo que seguramente se llevará a cabo a pesar de este escándalo de espionaje.  

Pero en realidad existe un tema mucho más importante detrás de todos estos titulares, y que se refiere a un asunto militar y geopolítico. Notablemente, EE.UU. está tratando de vender a Brasil 36 cazas supersónicos Boeing F17 Super Hornet para reequipar a la poderosa Fuerza Aérea brasilera. Se trata de un contrato valuado en más de  4.000 millones de dólares.  

Aunque el avión de la Boeing es técnicamente el preferido de la Fuerza Aérea brasileña, los líderes políticos de ese país dudan si esta es la mejor opción por una serie de muy buenas razones que no sólo se relacionan al escándalo Snowden, sino también al creciente encierro que Brasil viene sufriendo a manos de EE.UU. y el Reino Unido, según lo señalabamos en un reciente artículo publicado por RT en junio pasado.

No tan solo un “asunto técnico”
 

La Fuerza Aérea brasileña viene necesitando desde hace ya un par de décadas la renovación de su vieja flota de cazas Mirage. Pero al margen del F17 de la Boeing, Brasil tiene otras opciones, no solo de fabricantes como Dassault Aviation de Francia y Saab de Suecia, sino también de proveedores rusos y chinos.

Recientemente, Brasil cerró un acuerdo importante con Rusia para la provisión de misiles antiaéreos para proteger los cielos de ese país durante la Copa Mundial de Futbol de 2014 y las Olimpiadas de 2016. 

Ahora bien: ¿importa realmente de quién compra Brasil sus nuevos cazas supersónicos? Desde luego que sí, y no solamente en términos de sus especificaciones técnicas y costo…

Cuando una nación adquiere equipamiento militar a otro país, surge una importante relación de dependencia mediante la cual el país adquirente necesitará contar durante décadas con el apoyo del país vendedor en rubros como la venta de repuestos y partes, servicios de mantenimiento y reparaciones, capacitación de pilotos e ingenieros, actualización de aviónica, armas, más una muy larguísima lista de etcéteras. 

Los países realmente soberanos diseñan, construyen, operan, mantienen y actualizan su propio equipamiento militar, tal como lo hacen Estados Unidos, Reino Unido, Rusia, China y la Unión Europea. 

Si un país no disfruta de esta capacidad y no tiene otra opción que adquirir su material militar a otro país, entonces más vale que se asegure muy bien de que jamás entrará en ninguna seria confrontación con el país proveedor. Caso contrario, los resultados pueden ser devastadores en términos de poder contar con los muy necesarios repuestos, servicios de reparación y mantenimiento, etc., factor que se agudizará exponencialmente ante cualquier conflicto bélico.

Pues en tiempos de 'paz' todo el mundo sonríe y dice cosas amables. Mas en tiempo de guerra, cada país se rige por su propio interés nacional, lo que resulta totalmente lógico.  

Volviendo al ejemplo de la Guerra de las Malvinas de 1982, vean lo que le ocurrió a la Argentina mientras luchaba contra la Flota Británica enviada desde Londres para recuperar aquellas islas. La Armada Argentina estaba entonces equipada con modernos cazas franceses  Dessault Super Etendard equipados con los famosos misiles Exocet también de fabricación francesa.

Argentina disponía de una pequeña cantidad de aquellos misiles que mostraron ser muy efectivos, hundiendo a varios buques militares y de apoyo ingleses durante el conflicto. Naturalmente, Francia inmediatamente suspendió toda provisión y apoyo a Argentina, aunque algunos otros países le dieron apoyo, notablemente la Libia de Muammar Gaddafi. 

Sin embargo, siendo Francia país miembro de la OTAN, ello la transformó automáticamente en aliada de Gran Bretaña, obligando al entonces presidente francés, Francoise Mitterrand, a tener que darle a la premier inglesa Margaret Thatcher los códigos secretos de aquellos misiles para así ayudar a las fuerzas británicas a tomar acciones evasivas ante los letales misiles franceses disparados por las fuerzas argentinas. Una trampa mortal para la que los poco previsores almirantes, generales y brigadieres argentinos no se prepararon.

Al negociar con EE.UU., países como Brasil deben comprender que ante alguna emergencia repentina, la actual actitud de 'buen adversario' de EE.UU. puede transformarse en pocas horas en la de un 'mal enemigo', con catastróficas consecuencias 

La cancillería brasileña tiene una sólida tradición de contar con las mejores mentes geopolíticas del continente sudamericano, de manera que ellos deben comprender esto perfectamente bien.

¿Se puede confiar en Estados Unidos de Norteamérica?  


Si nos colocamos en los zapatos de los líderes brasileños, percibiremos que no existen probabilidades de que ese país sudamericano pudiera enfrentarse en un conflicto grave con superpotencias como Rusia y China, con las que la mayor parte de los países latinoamericanos hoy tienen potenciales intereses en común. Aún más notable, Brasil viene forjando vínculos crecientemente estrechos con  ambas potencias dentro del marco del Grupo BRICS.  

Dejarse proveer de armas por Estados Unidos y el Reino Unido conformaría una gran imprudencia por parte de cualquier país latinoamericano.  

Operando siempre según su tradicional alianza, estas dos potencias vienen militarizando crecientemente todo el océano Atlántico Sur utilizando para ello la poderosa IV Flota del Atlántico Sur con base en Florida, y la fuertemente repotenciada base militar nuclear británica en las islas Malvinas. Todo ello forma parte de la estrategia global de militarizar las fuentes y rutas de acceso al petróleo, especialmente en aquellas regiones como el Atlántico Sur que se hallan lejos de zonas calientes como el Medio Oriente. 

¡Y vaya si existen gigantescas fuentes y reservas de petróleo cerca de las costas del Brasil y bajo la plataforma continental del mar argentino cercano a las islas Malvinas! 

Si mañana EE.UU. y el Reino Unido se vieran repentinamente golpeados por alguna emergencia que las obligara a declarar que el acceso total e irrestricto al petróleo latinoamericano –costas afuera del Brasil y Argentina- conforma una "prioridad de su interés nacional", tomándolo por las buenas o las malas, ¿se sentiría seguro Brasil tratando de disuadir militarmente a EE.UU. o al Reino Unido contando con una flota de cazas F17 fabricados y controlados por EE.UU.? 

Las relaciones entre Washington y Brasilia se venían enfriando bajo el anterior presidente Luis Inácio 'Lula' Da Silva, mentor de Dilma Rouseff, quien sin embargo viene realineando a su país hacia EE.UU., alejándose de las políticas de Lula más próximas a Irán y otros adversarios de los angloestadounidenses en Medio Oriente.  

De manera que mientras que el escándalo Snowden seguramente no se convertirá en una crisis mayor entre ambos países, sin embargo, contrariamente a buena parte de los países latinoamericanos, salvo Chile y Colombia, Brasil comprende muy bien donde está su interés nacional. Brasil se ha transformado en el motor industrial y económico del continente.

Ahora que Chávez ha desaparecido del tablero geopolítico venezolano y regional, y debido al determinante tamaño de su economía, Brasil viene evolucionando rápidamente en transformarse en vocero informal de toda la región. Como alguna vez dijera Sir Henry Kissinger en los años 70, "donde quiera que vaya Brasil, el resto de Latinoamérica acompañará". Esto es efectivamente así, y EE.UU. bien puede estar perdiendo a este potencialmente muy importante aliado regional.

Debido a que hay tanto en juego, los líderes brasileños están mirando bien hacia el futuro haciéndole de paso un gran favor a toda Latinoamérica, ayudando a ver grandes riesgos futuros cuando aún se encuentran lejos en el horizonte.

Una administración de riesgos políticos semejante claramente conforma un factor vital para todo país que tenga una cuota de auto-respeto, y que esté decidido a preservar su soberanía –incluso su supervivencia- en estos tiempos crecientemente peligrosos que vive la humanidad. 

¿Puede el lector imaginarse lo que hubiera ocurrido si el vigía del Titanic hubiera divisado esa gigantesca montaña de hielo mientras aún se encontraba muy lejos en la oscuridad de aquella noche fatal de abril de 1912? Con que el capitán desviara el curso del vapor unos pocos grados, la majestuosa nave hubiera entrado pacíficamente en el puerto de Nueva York según lo previsto. Pero no. Cuando se dio cuenta del terrible peligro que se les venía encima, fue demasiado tarde….

Por eso, Brasil hace muy bien en considerar con sumo cuidado con quiénes renueva sus fuerzas militares regionales –aéreas, marítimas y terrestres– que siguen siendo las principales Fuerzas Armadas creíbles, disuasivas y profesionalizadas que existen en el continente sudamericano.

Los líderes brasileños habrán evaluado pragmáticamente la reciente visita 'amistosa' del John Kerry como lo harán también cuando Dilma Rousseff visite Washington en octubre, oportunidad en la que seguramente tendrá un recibimiento 'cálido y cordial' de parte de su anfitrión, Barack Obama.  

Pero estas amabilidades y gentilezas apenas representan la punta del iceberg y, como con todo iceberg, lo verdaderamente importante es lo que yace debajo de la superficie del océano.

Adrian Salbuchi para RT
Adrian Salbuchi es analista político, autor, conductor del programa de televisión “Segunda República” por el Canal TLV1 de Argentina. Fundador del Proyecto Segunda República (PSR). www.proyectosegundarepublica.com


Texto completo en: http://actualidad.rt.com/expertos/salbuchi/view/103416-eeuu-brasil-espionaje-snowden-armas
La semana pasada, el secretario de Estado de EE.UU., John Kerry, visitó Brasil para tratar de minimizar el grave daño que generaron las revelaciones del contratista de la Agencia Nacional de Seguridad Edward Snowden, de que el programa de espionaje electrónico norteamericano apuntó a enormes cantidades de comunicaciones públicas y privadas brasileñas relacionadas con secretos militares, energéticos y comerciales.  

De esta manera, Brasil se transformó en otro país afectado por el escándalo Snowden. Durante el encuentro, el canciller brasileño, Antonio Patriota, se quejó diciendo que si Washington no brinda explicaciones satisfactorias a estas denuncias de espionaje, se generará una "sombra de desconfianza" en la relación bilateral. Kerry respondió diciendo que lo hecho por su país se enmarca dentro de su "lucha contra el terrorismo global", agregando que EE.UU. lo hace para "beneficiar" al mundo entero…

Claramente, EE.UU. debe entender que su comportamiento de hablar en términos 'amistosos', mientras se comporta de manera adversarial, está destruyendo su credibilidad y confiabilidad en todo el mundo. 

Las políticas agresivas de EE.UU. hacia su 'patio trasero'
 

Durante décadas, EE.UU. consideró a toda Latinoamérica como su 'patio trasero'. Les era fácil manejarla a los empujones –con amenazas, incluso invasiones– para alinear a esos débiles países de habla castellana y portuguesa a sus propios intereses; a las trompadas de ser preciso. 

Mas con el paso del tiempo, los pueblos latinoamericanos crecieron, maduraron y perdieron su inocencia. Hoy se muestran sumamente desconfiados hacia su poderoso vecino del norte, especialmente al revelarse tantos secretos terribles que demuestran el apoyo y financiamiento directo y sistemático brindado por Washington a golpes de Estado y a la imposición de regímenes cívico-militares durante los años 50, 60 y 70 en casi todos los países de la región, Brasil incluido.

Todo aquello justificado por la "lógica" de la Guerra Fría que dictaba que cualquier cosa –regímenes ilegales, antidemocráticos y antinacionales– era preferible con tal de mantener a la ex Unión Soviética y China fuera del hemisferio occidental. 

Durante más de un siglo, Latinoamérica no sufrió ataques europeos, lo que le daba cierta credibilidad a la Doctrina Monroe con su lema de "América para los Americanos" que alertaba a los europeos a mantenerse "fuera de América", sin embargo encubría el hecho de que con ello, EE.UU. mantenía su control hegemónico sobre todo el continente.

Al menos así lo fue hasta 1982 cuando estalló la breve guerra que enfrentó a la Argentina y el Reino Unido, que llevó a EE.UU. no solo a pisotear su propia Doctrina Monroe, sino también al TIAR –el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca- suscripto en Río de Janeiro por todos los países de la región apenas terminada la Segunda Guerra Mundial y por iniciativa de los propios estadounidenses.

No sólo no ayudó EE.UU. a rechazar el ataque británico como esperaban todos los países latinoamericanos que apoyaron a la Argentina contra el Reino Unido –la mayor parte de los cuales luego denunciaría ese interesado Tratado–, sino que EE.UU. terminó brindando apoyo militar, político, diplomático y económico total e irrestricto a su tradicional aliado global, el Reino Unido. 

Podrá decirse que eso fue hace treinta años, pero si avanzamos hasta nuestros días, el largo historial de interferencia norteamericana en toda Latinoamérica orquestando golpes de Estado, continuó hasta tiempos recientes como se comprobó cuando la burda asonada contra Hugo Chávez en abril de 2004.

A eso podemos agregarles desde las décadas de injusto embargo contra Cuba, hasta el reciente acto de cuasi-piratería aérea al presionar a varios países europeos para que se obligara al avión presidencial boliviano, con el presidente Evo Morales a bordo en pleno vuelo desde Moscú, a hacer un aterrizaje forzoso en Viena, donde su aeronave fuera inspeccionada sólo porque EE.UU. sospechaba que pudiera hallarse a bordo el buscado Edward Snowden.

No... decididamente EE.UU. no es un buen amigo de Latinoamérica.  

En el mejor de los casos es un mal amigo, y ni bien surge cualquier diferencia, EE.UU. casi siempre termina siendo una suerte de buen enemigo, al que ningún país latinoamericano puede ni debe ignorar considerando su gigantesco poder, influencia y política exterior agresiva. EE.UU. es algo así como el matón del barrio al que todos saben que es mejor saludar, pero siempre desde una distancia, sin jamás confiar en él y haciendo todo lo posible para evitar problemas…

Oficialmente, la visita de John Kerry a Brasil tuvo como meta preparar una visita de Estado de la presidente Dilma Rouseff a Washington el próximo mes de octubre, lo que seguramente se llevará a cabo a pesar de este escándalo de espionaje.  

Pero en realidad existe un tema mucho más importante detrás de todos estos titulares, y que se refiere a un asunto militar y geopolítico. Notablemente, EE.UU. está tratando de vender a Brasil 36 cazas supersónicos Boeing F17 Super Hornet para reequipar a la poderosa Fuerza Aérea brasilera. Se trata de un contrato valuado en más de  4.000 millones de dólares.  

Aunque el avión de la Boeing es técnicamente el preferido de la Fuerza Aérea brasileña, los líderes políticos de ese país dudan si esta es la mejor opción por una serie de muy buenas razones que no sólo se relacionan al escándalo Snowden, sino también al creciente encierro que Brasil viene sufriendo a manos de EE.UU. y el Reino Unido, según lo señalabamos en un reciente artículo publicado por RT en junio pasado.

No tan solo un “asunto técnico”
 

La Fuerza Aérea brasileña viene necesitando desde hace ya un par de décadas la renovación de su vieja flota de cazas Mirage. Pero al margen del F17 de la Boeing, Brasil tiene otras opciones, no solo de fabricantes como Dassault Aviation de Francia y Saab de Suecia, sino también de proveedores rusos y chinos.

Recientemente, Brasil cerró un acuerdo importante con Rusia para la provisión de misiles antiaéreos para proteger los cielos de ese país durante la Copa Mundial de Futbol de 2014 y las Olimpiadas de 2016. 

Ahora bien: ¿importa realmente de quién compra Brasil sus nuevos cazas supersónicos? Desde luego que sí, y no solamente en términos de sus especificaciones técnicas y costo…

Cuando una nación adquiere equipamiento militar a otro país, surge una importante relación de dependencia mediante la cual el país adquirente necesitará contar durante décadas con el apoyo del país vendedor en rubros como la venta de repuestos y partes, servicios de mantenimiento y reparaciones, capacitación de pilotos e ingenieros, actualización de aviónica, armas, más una muy larguísima lista de etcéteras. 

Los países realmente soberanos diseñan, construyen, operan, mantienen y actualizan su propio equipamiento militar, tal como lo hacen Estados Unidos, Reino Unido, Rusia, China y la Unión Europea. 

Si un país no disfruta de esta capacidad y no tiene otra opción que adquirir su material militar a otro país, entonces más vale que se asegure muy bien de que jamás entrará en ninguna seria confrontación con el país proveedor. Caso contrario, los resultados pueden ser devastadores en términos de poder contar con los muy necesarios repuestos, servicios de reparación y mantenimiento, etc., factor que se agudizará exponencialmente ante cualquier conflicto bélico.

Pues en tiempos de 'paz' todo el mundo sonríe y dice cosas amables. Mas en tiempo de guerra, cada país se rige por su propio interés nacional, lo que resulta totalmente lógico.  

Volviendo al ejemplo de la Guerra de las Malvinas de 1982, vean lo que le ocurrió a la Argentina mientras luchaba contra la Flota Británica enviada desde Londres para recuperar aquellas islas. La Armada Argentina estaba entonces equipada con modernos cazas franceses  Dessault Super Etendard equipados con los famosos misiles Exocet también de fabricación francesa.

Argentina disponía de una pequeña cantidad de aquellos misiles que mostraron ser muy efectivos, hundiendo a varios buques militares y de apoyo ingleses durante el conflicto. Naturalmente, Francia inmediatamente suspendió toda provisión y apoyo a Argentina, aunque algunos otros países le dieron apoyo, notablemente la Libia de Muammar Gaddafi. 

Sin embargo, siendo Francia país miembro de la OTAN, ello la transformó automáticamente en aliada de Gran Bretaña, obligando al entonces presidente francés, Francoise Mitterrand, a tener que darle a la premier inglesa Margaret Thatcher los códigos secretos de aquellos misiles para así ayudar a las fuerzas británicas a tomar acciones evasivas ante los letales misiles franceses disparados por las fuerzas argentinas. Una trampa mortal para la que los poco previsores almirantes, generales y brigadieres argentinos no se prepararon.

Al negociar con EE.UU., países como Brasil deben comprender que ante alguna emergencia repentina, la actual actitud de 'buen adversario' de EE.UU. puede transformarse en pocas horas en la de un 'mal enemigo', con catastróficas consecuencias 

La cancillería brasileña tiene una sólida tradición de contar con las mejores mentes geopolíticas del continente sudamericano, de manera que ellos deben comprender esto perfectamente bien.

¿Se puede confiar en Estados Unidos de Norteamérica?  


Si nos colocamos en los zapatos de los líderes brasileños, percibiremos que no existen probabilidades de que ese país sudamericano pudiera enfrentarse en un conflicto grave con superpotencias como Rusia y China, con las que la mayor parte de los países latinoamericanos hoy tienen potenciales intereses en común. Aún más notable, Brasil viene forjando vínculos crecientemente estrechos con  ambas potencias dentro del marco del Grupo BRICS.  

Dejarse proveer de armas por Estados Unidos y el Reino Unido conformaría una gran imprudencia por parte de cualquier país latinoamericano.  

Operando siempre según su tradicional alianza, estas dos potencias vienen militarizando crecientemente todo el océano Atlántico Sur utilizando para ello la poderosa IV Flota del Atlántico Sur con base en Florida, y la fuertemente repotenciada base militar nuclear británica en las islas Malvinas. Todo ello forma parte de la estrategia global de militarizar las fuentes y rutas de acceso al petróleo, especialmente en aquellas regiones como el Atlántico Sur que se hallan lejos de zonas calientes como el Medio Oriente. 

¡Y vaya si existen gigantescas fuentes y reservas de petróleo cerca de las costas del Brasil y bajo la plataforma continental del mar argentino cercano a las islas Malvinas! 

Si mañana EE.UU. y el Reino Unido se vieran repentinamente golpeados por alguna emergencia que las obligara a declarar que el acceso total e irrestricto al petróleo latinoamericano –costas afuera del Brasil y Argentina- conforma una "prioridad de su interés nacional", tomándolo por las buenas o las malas, ¿se sentiría seguro Brasil tratando de disuadir militarmente a EE.UU. o al Reino Unido contando con una flota de cazas F17 fabricados y controlados por EE.UU.? 

Las relaciones entre Washington y Brasilia se venían enfriando bajo el anterior presidente Luis Inácio 'Lula' Da Silva, mentor de Dilma Rouseff, quien sin embargo viene realineando a su país hacia EE.UU., alejándose de las políticas de Lula más próximas a Irán y otros adversarios de los angloestadounidenses en Medio Oriente.  

De manera que mientras que el escándalo Snowden seguramente no se convertirá en una crisis mayor entre ambos países, sin embargo, contrariamente a buena parte de los países latinoamericanos, salvo Chile y Colombia, Brasil comprende muy bien donde está su interés nacional. Brasil se ha transformado en el motor industrial y económico del continente.

Ahora que Chávez ha desaparecido del tablero geopolítico venezolano y regional, y debido al determinante tamaño de su economía, Brasil viene evolucionando rápidamente en transformarse en vocero informal de toda la región. Como alguna vez dijera Sir Henry Kissinger en los años 70, "donde quiera que vaya Brasil, el resto de Latinoamérica acompañará". Esto es efectivamente así, y EE.UU. bien puede estar perdiendo a este potencialmente muy importante aliado regional.

Debido a que hay tanto en juego, los líderes brasileños están mirando bien hacia el futuro haciéndole de paso un gran favor a toda Latinoamérica, ayudando a ver grandes riesgos futuros cuando aún se encuentran lejos en el horizonte.

Una administración de riesgos políticos semejante claramente conforma un factor vital para todo país que tenga una cuota de auto-respeto, y que esté decidido a preservar su soberanía –incluso su supervivencia- en estos tiempos crecientemente peligrosos que vive la humanidad. 

¿Puede el lector imaginarse lo que hubiera ocurrido si el vigía del Titanic hubiera divisado esa gigantesca montaña de hielo mientras aún se encontraba muy lejos en la oscuridad de aquella noche fatal de abril de 1912? Con que el capitán desviara el curso del vapor unos pocos grados, la majestuosa nave hubiera entrado pacíficamente en el puerto de Nueva York según lo previsto. Pero no. Cuando se dio cuenta del terrible peligro que se les venía encima, fue demasiado tarde….

Por eso, Brasil hace muy bien en considerar con sumo cuidado con quiénes renueva sus fuerzas militares regionales –aéreas, marítimas y terrestres– que siguen siendo las principales Fuerzas Armadas creíbles, disuasivas y profesionalizadas que existen en el continente sudamericano.

Los líderes brasileños habrán evaluado pragmáticamente la reciente visita 'amistosa' del John Kerry como lo harán también cuando Dilma Rousseff visite Washington en octubre, oportunidad en la que seguramente tendrá un recibimiento 'cálido y cordial' de parte de su anfitrión, Barack Obama.  

Pero estas amabilidades y gentilezas apenas representan la punta del iceberg y, como con todo iceberg, lo verdaderamente importante es lo que yace debajo de la superficie del océano.

Adrian Salbuchi para RT
Adrian Salbuchi es analista político, autor, conductor del programa de televisión “Segunda República” por el Canal TLV1 de Argentina. Fundador del Proyecto Segunda República (PSR). www.proyectosegundarepublica.com


Texto completo en: http://actualidad.rt.com/expertos/salbuchi/view/103416-eeuu-brasil-espionaje-snowden-armas
La semana pasada, el secretario de Estado de EE.UU., John Kerry, visitó Brasil para tratar de minimizar el grave daño que generaron las revelaciones del contratista de la Agencia Nacional de Seguridad Edward Snowden, de que el programa de espionaje electrónico norteamericano apuntó a enormes cantidades de comunicaciones públicas y privadas brasileñas relacionadas con secretos militares, energéticos y comerciales.  

De esta manera, Brasil se transformó en otro país afectado por el escándalo Snowden. Durante el encuentro, el canciller brasileño, Antonio Patriota, se quejó diciendo que si Washington no brinda explicaciones satisfactorias a estas denuncias de espionaje, se generará una "sombra de desconfianza" en la relación bilateral. Kerry respondió diciendo que lo hecho por su país se enmarca dentro de su "lucha contra el terrorismo global", agregando que EE.UU. lo hace para "beneficiar" al mundo entero…

Claramente, EE.UU. debe entender que su comportamiento de hablar en términos 'amistosos', mientras se comporta de manera adversarial, está destruyendo su credibilidad y confiabilidad en todo el mundo. 

Las políticas agresivas de EE.UU. hacia su 'patio trasero'
 

Durante décadas, EE.UU. consideró a toda Latinoamérica como su 'patio trasero'. Les era fácil manejarla a los empujones –con amenazas, incluso invasiones– para alinear a esos débiles países de habla castellana y portuguesa a sus propios intereses; a las trompadas de ser preciso. 

Mas con el paso del tiempo, los pueblos latinoamericanos crecieron, maduraron y perdieron su inocencia. Hoy se muestran sumamente desconfiados hacia su poderoso vecino del norte, especialmente al revelarse tantos secretos terribles que demuestran el apoyo y financiamiento directo y sistemático brindado por Washington a golpes de Estado y a la imposición de regímenes cívico-militares durante los años 50, 60 y 70 en casi todos los países de la región, Brasil incluido.

Todo aquello justificado por la "lógica" de la Guerra Fría que dictaba que cualquier cosa –regímenes ilegales, antidemocráticos y antinacionales– era preferible con tal de mantener a la ex Unión Soviética y China fuera del hemisferio occidental. 

Durante más de un siglo, Latinoamérica no sufrió ataques europeos, lo que le daba cierta credibilidad a la Doctrina Monroe con su lema de "América para los Americanos" que alertaba a los europeos a mantenerse "fuera de América", sin embargo encubría el hecho de que con ello, EE.UU. mantenía su control hegemónico sobre todo el continente.

Al menos así lo fue hasta 1982 cuando estalló la breve guerra que enfrentó a la Argentina y el Reino Unido, que llevó a EE.UU. no solo a pisotear su propia Doctrina Monroe, sino también al TIAR –el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca- suscripto en Río de Janeiro por todos los países de la región apenas terminada la Segunda Guerra Mundial y por iniciativa de los propios estadounidenses.

No sólo no ayudó EE.UU. a rechazar el ataque británico como esperaban todos los países latinoamericanos que apoyaron a la Argentina contra el Reino Unido –la mayor parte de los cuales luego denunciaría ese interesado Tratado–, sino que EE.UU. terminó brindando apoyo militar, político, diplomático y económico total e irrestricto a su tradicional aliado global, el Reino Unido. 

Podrá decirse que eso fue hace treinta años, pero si avanzamos hasta nuestros días, el largo historial de interferencia norteamericana en toda Latinoamérica orquestando golpes de Estado, continuó hasta tiempos recientes como se comprobó cuando la burda asonada contra Hugo Chávez en abril de 2004.

A eso podemos agregarles desde las décadas de injusto embargo contra Cuba, hasta el reciente acto de cuasi-piratería aérea al presionar a varios países europeos para que se obligara al avión presidencial boliviano, con el presidente Evo Morales a bordo en pleno vuelo desde Moscú, a hacer un aterrizaje forzoso en Viena, donde su aeronave fuera inspeccionada sólo porque EE.UU. sospechaba que pudiera hallarse a bordo el buscado Edward Snowden.

No... decididamente EE.UU. no es un buen amigo de Latinoamérica.  

En el mejor de los casos es un mal amigo, y ni bien surge cualquier diferencia, EE.UU. casi siempre termina siendo una suerte de buen enemigo, al que ningún país latinoamericano puede ni debe ignorar considerando su gigantesco poder, influencia y política exterior agresiva. EE.UU. es algo así como el matón del barrio al que todos saben que es mejor saludar, pero siempre desde una distancia, sin jamás confiar en él y haciendo todo lo posible para evitar problemas…

Oficialmente, la visita de John Kerry a Brasil tuvo como meta preparar una visita de Estado de la presidente Dilma Rouseff a Washington el próximo mes de octubre, lo que seguramente se llevará a cabo a pesar de este escándalo de espionaje.  

Pero en realidad existe un tema mucho más importante detrás de todos estos titulares, y que se refiere a un asunto militar y geopolítico. Notablemente, EE.UU. está tratando de vender a Brasil 36 cazas supersónicos Boeing F17 Super Hornet para reequipar a la poderosa Fuerza Aérea brasilera. Se trata de un contrato valuado en más de  4.000 millones de dólares.  

Aunque el avión de la Boeing es técnicamente el preferido de la Fuerza Aérea brasileña, los líderes políticos de ese país dudan si esta es la mejor opción por una serie de muy buenas razones que no sólo se relacionan al escándalo Snowden, sino también al creciente encierro que Brasil viene sufriendo a manos de EE.UU. y el Reino Unido, según lo señalabamos en un reciente artículo publicado por RT en junio pasado.

No tan solo un “asunto técnico”
 

La Fuerza Aérea brasileña viene necesitando desde hace ya un par de décadas la renovación de su vieja flota de cazas Mirage. Pero al margen del F17 de la Boeing, Brasil tiene otras opciones, no solo de fabricantes como Dassault Aviation de Francia y Saab de Suecia, sino también de proveedores rusos y chinos.

Recientemente, Brasil cerró un acuerdo importante con Rusia para la provisión de misiles antiaéreos para proteger los cielos de ese país durante la Copa Mundial de Futbol de 2014 y las Olimpiadas de 2016. 

Ahora bien: ¿importa realmente de quién compra Brasil sus nuevos cazas supersónicos? Desde luego que sí, y no solamente en términos de sus especificaciones técnicas y costo…

Cuando una nación adquiere equipamiento militar a otro país, surge una importante relación de dependencia mediante la cual el país adquirente necesitará contar durante décadas con el apoyo del país vendedor en rubros como la venta de repuestos y partes, servicios de mantenimiento y reparaciones, capacitación de pilotos e ingenieros, actualización de aviónica, armas, más una muy larguísima lista de etcéteras. 

Los países realmente soberanos diseñan, construyen, operan, mantienen y actualizan su propio equipamiento militar, tal como lo hacen Estados Unidos, Reino Unido, Rusia, China y la Unión Europea. 

Si un país no disfruta de esta capacidad y no tiene otra opción que adquirir su material militar a otro país, entonces más vale que se asegure muy bien de que jamás entrará en ninguna seria confrontación con el país proveedor. Caso contrario, los resultados pueden ser devastadores en términos de poder contar con los muy necesarios repuestos, servicios de reparación y mantenimiento, etc., factor que se agudizará exponencialmente ante cualquier conflicto bélico.

Pues en tiempos de 'paz' todo el mundo sonríe y dice cosas amables. Mas en tiempo de guerra, cada país se rige por su propio interés nacional, lo que resulta totalmente lógico.  

Volviendo al ejemplo de la Guerra de las Malvinas de 1982, vean lo que le ocurrió a la Argentina mientras luchaba contra la Flota Británica enviada desde Londres para recuperar aquellas islas. La Armada Argentina estaba entonces equipada con modernos cazas franceses  Dessault Super Etendard equipados con los famosos misiles Exocet también de fabricación francesa.

Argentina disponía de una pequeña cantidad de aquellos misiles que mostraron ser muy efectivos, hundiendo a varios buques militares y de apoyo ingleses durante el conflicto. Naturalmente, Francia inmediatamente suspendió toda provisión y apoyo a Argentina, aunque algunos otros países le dieron apoyo, notablemente la Libia de Muammar Gaddafi. 

Sin embargo, siendo Francia país miembro de la OTAN, ello la transformó automáticamente en aliada de Gran Bretaña, obligando al entonces presidente francés, Francoise Mitterrand, a tener que darle a la premier inglesa Margaret Thatcher los códigos secretos de aquellos misiles para así ayudar a las fuerzas británicas a tomar acciones evasivas ante los letales misiles franceses disparados por las fuerzas argentinas. Una trampa mortal para la que los poco previsores almirantes, generales y brigadieres argentinos no se prepararon.

Al negociar con EE.UU., países como Brasil deben comprender que ante alguna emergencia repentina, la actual actitud de 'buen adversario' de EE.UU. puede transformarse en pocas horas en la de un 'mal enemigo', con catastróficas consecuencias 

La cancillería brasileña tiene una sólida tradición de contar con las mejores mentes geopolíticas del continente sudamericano, de manera que ellos deben comprender esto perfectamente bien.

¿Se puede confiar en Estados Unidos de Norteamérica?  


Si nos colocamos en los zapatos de los líderes brasileños, percibiremos que no existen probabilidades de que ese país sudamericano pudiera enfrentarse en un conflicto grave con superpotencias como Rusia y China, con las que la mayor parte de los países latinoamericanos hoy tienen potenciales intereses en común. Aún más notable, Brasil viene forjando vínculos crecientemente estrechos con  ambas potencias dentro del marco del Grupo BRICS.  

Dejarse proveer de armas por Estados Unidos y el Reino Unido conformaría una gran imprudencia por parte de cualquier país latinoamericano.  

Operando siempre según su tradicional alianza, estas dos potencias vienen militarizando crecientemente todo el océano Atlántico Sur utilizando para ello la poderosa IV Flota del Atlántico Sur con base en Florida, y la fuertemente repotenciada base militar nuclear británica en las islas Malvinas. Todo ello forma parte de la estrategia global de militarizar las fuentes y rutas de acceso al petróleo, especialmente en aquellas regiones como el Atlántico Sur que se hallan lejos de zonas calientes como el Medio Oriente. 

¡Y vaya si existen gigantescas fuentes y reservas de petróleo cerca de las costas del Brasil y bajo la plataforma continental del mar argentino cercano a las islas Malvinas! 

Si mañana EE.UU. y el Reino Unido se vieran repentinamente golpeados por alguna emergencia que las obligara a declarar que el acceso total e irrestricto al petróleo latinoamericano –costas afuera del Brasil y Argentina- conforma una "prioridad de su interés nacional", tomándolo por las buenas o las malas, ¿se sentiría seguro Brasil tratando de disuadir militarmente a EE.UU. o al Reino Unido contando con una flota de cazas F17 fabricados y controlados por EE.UU.? 

Las relaciones entre Washington y Brasilia se venían enfriando bajo el anterior presidente Luis Inácio 'Lula' Da Silva, mentor de Dilma Rouseff, quien sin embargo viene realineando a su país hacia EE.UU., alejándose de las políticas de Lula más próximas a Irán y otros adversarios de los angloestadounidenses en Medio Oriente.  

De manera que mientras que el escándalo Snowden seguramente no se convertirá en una crisis mayor entre ambos países, sin embargo, contrariamente a buena parte de los países latinoamericanos, salvo Chile y Colombia, Brasil comprende muy bien donde está su interés nacional. Brasil se ha transformado en el motor industrial y económico del continente.

Ahora que Chávez ha desaparecido del tablero geopolítico venezolano y regional, y debido al determinante tamaño de su economía, Brasil viene evolucionando rápidamente en transformarse en vocero informal de toda la región. Como alguna vez dijera Sir Henry Kissinger en los años 70, "donde quiera que vaya Brasil, el resto de Latinoamérica acompañará". Esto es efectivamente así, y EE.UU. bien puede estar perdiendo a este potencialmente muy importante aliado regional.

Debido a que hay tanto en juego, los líderes brasileños están mirando bien hacia el futuro haciéndole de paso un gran favor a toda Latinoamérica, ayudando a ver grandes riesgos futuros cuando aún se encuentran lejos en el horizonte.

Una administración de riesgos políticos semejante claramente conforma un factor vital para todo país que tenga una cuota de auto-respeto, y que esté decidido a preservar su soberanía –incluso su supervivencia- en estos tiempos crecientemente peligrosos que vive la humanidad. 

¿Puede el lector imaginarse lo que hubiera ocurrido si el vigía del Titanic hubiera divisado esa gigantesca montaña de hielo mientras aún se encontraba muy lejos en la oscuridad de aquella noche fatal de abril de 1912? Con que el capitán desviara el curso del vapor unos pocos grados, la majestuosa nave hubiera entrado pacíficamente en el puerto de Nueva York según lo previsto. Pero no. Cuando se dio cuenta del terrible peligro que se les venía encima, fue demasiado tarde….

Por eso, Brasil hace muy bien en considerar con sumo cuidado con quiénes renueva sus fuerzas militares regionales –aéreas, marítimas y terrestres– que siguen siendo las principales Fuerzas Armadas creíbles, disuasivas y profesionalizadas que existen en el continente sudamericano.

Los líderes brasileños habrán evaluado pragmáticamente la reciente visita 'amistosa' del John Kerry como lo harán también cuando Dilma Rousseff visite Washington en octubre, oportunidad en la que seguramente tendrá un recibimiento 'cálido y cordial' de parte de su anfitrión, Barack Obama.  

Pero estas amabilidades y gentilezas apenas representan la punta del iceberg y, como con todo iceberg, lo verdaderamente importante es lo que yace debajo de la superficie del océano.

Adrian Salbuchi para RT
Adrian Salbuchi es analista político, autor, conductor del programa de televisión “Segunda República” por el Canal TLV1 de Argentina. Fundador del Proyecto Segunda República (PSR). www.proyectosegundarepublica.com


Texto completo en: http://actualidad.rt.com/expertos/salbuchi/view/103416-eeuu-brasil-espionaje-snowden-armas

martes, 16 de julio de 2013

La minería en el proyecto nacional, popular y latinoamericano

Trabajo presentado en el Foro minería y sociedad - Octubre de 2010

Ponencia: La minería en el proyecto nacional, popular y latinoamericano

Resumen

La presente ponencia describe y analiza la actual situación de la actividad minera metalífera a cielo abierto en la provincia de San Juan en sus aspectos económicos, políticos y sociales.
Actualmente, existen dos fuertes posturas a nivel provincial y nacional sobre este tipo de actividad extractiva, el SI y el NO a la misma. Por ello es menester describir y analizar los planteos de ambas posturas, los ataques que se efectúan entre ellas, sus fundamentos y también preguntarse si estas dos posturas son las únicas posibles respecto a la actividad. Plantearé que no y que la no percepción o discusión de otras alternativas debido a este maniqueísmo dejan escapar problemáticas y oportunidades interesantes.
Se describirán tópicos tales como la generación del trabajo de la actividad minera metalífera a cielo abierto en la provincia de San Juan, salarios, participación de la comunidad, desarrollo sustentable, ingresos fiscales, proyecciones y planteos para un desarrollo sustentable a través del modelo minero metalífero a cielo abierto para la provincia de San Juan.






El tratamiento legislativo de los proyectos en el Congreso Nacional tendientes a la regulación de la actividad humana en la zona de glaciares y periglaciares de la República Argentina, cuyo corolario ha sido la aprobación del proyecto confluente Filmus-Bonasso, ha generado un debate poco amplio en la sociedad sanjuanina, que incluye tópicos tales como minería si, minería no, desarrollo si, desarrollo no, federalismo y unitarismo y tal vez otras dualidades más.

Y digo debate poco amplio porque la manipulación de la información ha llevado la discusión maniquea, racional o no, a los extremos, a estas dualidades arriba mencionadas, que no hacen otra cosa que disfrazar o tapar las verdaderas intenciones de los intereses que están atrás de todo esto, así como también de impedir ver la posibilidad de un proyecto minero sustentable y alternativo.

La teoría de los dos demonios, de gran éxito en las sociedades conservadoras y que tienen algo que ocultar, se muestra así respecto de lo que rodea a la ley de glaciares:

Por un lado: El desarrollo, el federalismo, la producción, el trabajo; por el otro: La pobreza, el unitarismo porteño, el medioambientalismo extremo, el desempleo y la falta de oportunidades.

A fin de analizar y que cada uno pueda extraer sus conclusiones, realizaré un diagnóstico de situación y posteriormente propuestas en base a algunos postulados de un proyecto revolucionario, nacional, popular y latinoamericano, a mi humilde entender.

La primer postura, de amplia difusión por estos días en la provincia de San Juan, es de que la minería metalífera a cielo abierto brinda posibilidades de desarrollo, de generación de puestos de trabajo para sanjuaninos, de la utilización de nuestros recursos antes inactivos, de que la provincia hoy está mejor que nunca gracias al desarrollo minero, la “industria” minera, etc.

Industria y desarrollo
Para precisar términos, la actividad minera es una actividad extractiva de materias primas (minerales) y como tal, actividad primaria. Como sabemos, en todo el mundo las actividades primarias no brindan un desarrollo económico en términos macroeconómicos sustentable (solamente y con variantes, a los propietarios privados de estos recursos). Con mayor razón, recursos naturales no renovables.

La única actividad de incorporación de valor agregado es la fundición en lingotes de doré (mezcla de diversos minerales: oro, plata, platino, etc), los que se transforman finalmente fuera del territorio argentino.

Generación de trabajo
La segunda bandera que lleva la “minería si” es la de la generación del trabajo. Lo cual es bastante cierto, en una provincia sin muchas oportunidades laborales en el sector privado, la actividad minera metalífera a cielo abierto ha sido una gran oportunidad y esperanza para muchos ciudadanos argentinos, especialmente de los sectores más cercanos (o ya) en la franja de la exclusión.

Hasta aquí bien. Pero no suficiente. El salario de los trabajadores en las explotaciones mineras a cielo abierto se ha mantenido con muy pocas variantes desde 2003, cuando el valor de la onza troy era de U$S350 (los costos del proyecto veladero están calculados en base a U$S 155 la onza). Hoy, comienzos de octubre de 2010, esta ya alcanza un valor de U$S1316 (3/10). La ganancia extraordinaria no ha sido para nuestros comprovincianos, que arriesgan sus vidas en la altura y el frío, viendo cada 15 días a sus familiares, por un ingreso que hoy es insuficiente e injusto.

Además, existe en el ámbito de las explotaciones mineras a cielo abierto una marcada discriminación e ilegalidad frente a la normativa de la Secretaría de Minería de la Nación, de equiparar los sueldos de los profesionales extranjeros con los de los argentinos.

Sucede pues, que los ingenieros, geólogos, etc, que provienen de distintas partes del mundo reciben su remuneración en base a la categoría de “seniors”, en dólares estadounidenses (U$S), en tanto que los profesionales sanjuaninos y argentinos son categorizados como “juniors”, percibiendo una remuneración nominal equivalente, pero en valor pesos argentinos (por ejemplo, un extranjero percibe U$S 5000 y por el mismo trabajo, o más, el argentino recibe $5000, es decir, 1265 dólares).

No solamente eso, debido a que los profesionales extranjeros no tienen título habilitante en el país, por lo que debieran hacer el procedimiento de revalidación de títulos, las firmas de los trámites y procedimientos oficiales están a cargo de los ingenieros “juniors” argentinos, haciéndolos responsables de lo malo o erróneo y dejándolos al margen de lo exitoso.

Otro aspecto importante de la generación de puestos de trabajo es la procedencia de las empresas que emplearán trabajadores sanjuaninos.

En la DIA (Declaración de Impacto Ambiental), se establece que los proveedores de las empresas que realizan la explotación minera metalífera a cielo abierto deben ser de la provincia de San Juan. En caso de que los productos o servicios requeridos no se encuentren en nuestra provincia, deben ser adquiridos en el resto del territorio nacional. Si allí tampoco se encontrasen, se debe recurrir a la región latinoamericana y en última instancia, a los proveedores del resto del mundo.

Hoy no sucede así. Muchos bienes y servicios son contratados directamente del exterior, pudiéndose adquirir en San Juan. De allí los conflictos que han tenido los proveedores mineros (CASEMI) con la forma en que se realiza la comercialización de bienes y servicios por parte de la empresa Barrick S.A. Y en último término, es trabajo sanjuanino el que no se logra. Barrick tiene serios problemas de comunicación, pero más serios son con el avance de obras y los requerimientos hacia los proveedores locales, quienes son los últimos en enterarse de las necesidades del proyecto, por ende quedan afuera de las cotizaciones.


Participación de la comunidad
La participación de la comunidad en la minería es una falacia si no se manifiesta en la práctica con información ni participación popular. Y no me refiero con eso a las críticas de la Cámara Minera de San Juan de que hace falta mayor comunicación institucional (léase: marketing) por parte de las empresas mineras metalíferas. Se trata de información científica lo más objetivamente posible divulgada, de las situaciones de los distintos sectores de la comunidad que ven influidos sus intereses por la actividad: productores agrícolas, proveedores mineros, universidad, empresas explotadoras de los recursos, etc.

Además, la participación popular, ya sea directa o por medio de las autoridades gubernamentales, en lo que respecta al uso de los recursos naturales no renovables, al control medioambiental, a la fiscalización de los pesos del material (boca mina) por el cual se liquidan posteriormente las regalías, etc.

La comunidad tampoco dispone de instancias participativas para conocer, debatir las posibilidades futuras de los yacimientos una vez agotada la producción. Alguna alternativa a dejar un agujero en la montaña? El pueblo, la comunidad debe estar involucrada a fin de establecer que sucederá cuando la explotación finalice dentro de 14 años se extraigan las más de 11 millones de onzas de oro y 169 millones de plata.

Ingresos
La actividad minera metalífera a cielo abierto le deja en concepto de regalías a la provincia de San Juan el 3% del material pesado a boca mina, no por lingote de material doré. La actividad deja además, a las arcas del Estado Nacional, el 5% de retenciones a las exportaciones, recursos coparticipables.

El 3% representa hoy 97 millones de pesos (aprox. 24,5 mill U$S entre Veladero y Gualcamayo, Diario de Cuyo 24/9), siendo el 19,3 % frente a los ingresos tributarios provinciales y el 2,3 % del total de ingresos de la provincia de San Juan (presupuesto provincial 2010). Tributan también Ingresos Brutos e IVA, las mineras son agentes de retención.

Nuestra provincia, como ocurre con el país, hasta tanto no transforme su estructura productiva, no transforme su producción primaria y no industrialice sus recursos a través de empresas nacionales (PyMES preferentemente), no tendrá la posibilidad de agregar valor a las cadenas de producción, condición necesaria para la distribución de la riqueza y el desarrollo económico, base de los demás tipos de desarrollo.

La sustentabilidad no tiene que ver con la información sino más bien con la generación de actividades económicas “sustentables” o autosustentables en el tiempo para cuando la minería no este, o sea cuando el mineral se acabe. Deberán quedar nuevas fuentes de trabajo e infraestructura para los ex trabajadores de la mina y los pueblos cercanos al proyecto, para que una vez finalizada la faena puedan seguir viviendo normalmente sin necesidad de migrar.

Minería no
El proyecto nacional, popular y latinoamericano es un proyecto basado en el trabajo y la justicia social. El Yrigoyenismo y el Peronismo dieron muestra de ello, favoreciendo el desarrollo de las industrias estratégicas estatales y la actividad privada. El hombre se desarrolla mediante el trabajo. Es el capital productivo, no así la especulación financiera, la que permite generar riqueza y posteriormente, solo después, redistribuirla.

Por esto mismo es que es incompatible un modelo nacional y popular con la no explotación de los recursos que se dispone. Máxime, teniendo en cuenta la necesidad de generar trabajo para sectores excluidos o al borde y posibilidades materiales reales.

Existen ejemplos de empresas con participación del estado que dejan muy buen rédito, YCF Yacimientos carboníferos fiscales, YMAD (Yacimiento Minero Agua de Dionisio que deja participación de más del 20% a Catamarca por Alumbrera) FOMICRUZ Fomento Minero Santa Cruz, etc..

Sería altamente positivo para la industria nacional que la actividad minera provincial pudiera adquirir bienes tales como en el caso de los explosivos. El caso paradigmático es el de FM Fabricaciones Militares, una empresa estatal, proveedora de explosivos para minería que funciona muy bien, al que Barrick no le compra nada, y es la empresa de bandera del país.

Federalismo
Desde 1853 los recursos naturales correspondieron a la administración del Estado Nacional. Solamente desde 1994 las provincias disponen de la capacidad de administrar sus recursos según la conveniencia de la misma. Esto, aparentemente positivo debido al supuesto federalismo, trae aparejado que pequeñas provincias como San Juan, La Rioja o Catamarca deban negociar con empresas transnacionales, generalmente negociando a la baja.


Otro problema es la imposibilidad de realizar una planificación nacional de los recursos estratégicos, renovables o no de que dispone el territorio nacional. Sin planificación, no pueden haber objetivos claros alcanzables.

Otro dato a tener en cuenta, todavía, la provincia depende económicamente de la nación. Los ingresos nacionales son, según el presupuesto provincial, 66,3 el % del total de recursos.

Conclusión                                              
Frente a este maniqueísmo dogmático en el que la provincia de San Juan ha caído, queremos, quienes nos ubicamos en el proyecto político de la independencia económica, la soberanía política, la justicia social y la integración latinoamericana, rescatar que existen proyectos alternativos. Proyectos que deben materializarse en base a la construcción de consensos por parte de los distintos sectores de la sociedad, frente al tema de la minería metalífera a cielo abierto. Empresas mineras, trabajadores mineros, ambientalistas, productores agropecuarios y todos los sectores de la sociedad deben ser parte de un proyecto de desarrollo que incluya el minero, cediendo y avanzando en virtud del bienestar o beneficio de la mayor cantidad de sectores.

Fuentes periodística:
Tributación
Negociación Secretaría de Minería de la Nación
Trabajo
PyMES


Diego M. Flores Burgos
Encuentro Nacional
Popular y Latinoamericano
San Juan