lunes, 4 de marzo de 2019

La política en peligro de extinción

Gentileza: inforegion.com.ar

Estamos habituados a la cotidiana perversión del lenguaje, a oír frases o palabras con significados distintos a los que realmente tienen. Esta tergiversación alcanza niveles preocupantes es en el mundo de la política, de la mala política pretendo expresar.

La astucia se pervierte asimismo y se torna vulgaridad…

“Se pregona cultura cuando es más bien,incultura”
“Se utiliza la palabra progreso y se esconde lo contrario, retroceso”
“Se alude a la televisión pública y en realidad no es del público, ni de la sociedad, es la pantalla privada del Gobierno de turno”
“Se presume de democracia cuando realmente es, Telecracia, basado en el adoctrinamiento de las masas mediante el uso intensivo de la televisión y las redes sociales“

Esto se hace más evidente durante épocas convulsivas, como ahora en nuestro País y en vísperas electorales. La perversión política manipula las conciencias para así evitar la reflexión y exagerar la emoción.

Los independentistas argentinos se arrogan en el juicio, actitudes democráticas soslayando el incumplimiento antidemocrático de la legalidad.

El Gobierno dijo en su inicio que siempre estuvo contra las posiciones independentistas y eso lo olvidó, somos totalmente regenteados por FMI, siendo en la actualidad el ventrículo dominador en su totalidad del presente Presidente Macri, más aún le hace campaña, creando temor a los ciudadanos que si no siguiera gobernando Macri con una reelección, a la Argentina, no le iría bien.

Olvida las muchas transferencias ante el Gobierno haciéndolo opresor, desde la moción de censura.

Como ha dicho el filósofo contemporáneo, Javier Gomá, -escritor​ y ensayista​ español, autor de la Tetralogía de la ejemplaridad​ y de un monólogo dramático-:

“Por tanto, señalo, que la esencia de la vulgaridad moral es hacer a otro responsable de tus actos”

Una muestra tan evidente de inmoralidad del lenguaje es, lo de «democrática», añadido al ajuste atroz impuesto por el FMI, no aprobado aún en el Congreso argentino.

Por la intención política que esa palabra lleva consigo, a mí me retrotrae a la República Democrática Alemana, patrón claro de un Estado antidemocrático.

Ni hablar de la ninguneada expresión "Federal", que en el discurso político cotidiano tiene un sentido épico, más no concreto, viviendo en la práctica un Estado Unitario que centraliza poder y recursos en la Ciudad de Buenos Aires.

“La Política con mayúscula, está en peligro de extinción

“El tiempo es activo, produce. ¿Qué produce? Produce el cambio. El ahora no es el entonces, el aquí no es el allí, pues entre ambas cosas, existe siempre el movimiento".


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