miércoles, 26 de marzo de 2008

En Argentina se libra una batalla




Rutas cortadas, desabastecimiento potencial, manipulación mediática de la información. Todas consecuencias de este movimiento de piezas que hábilmente, la siempre persistente, lamentablemente, oligarquía agropecuaria de la Argentina, ha sabido pergeñar.

Es que en esta medida sectorial están reunidos dos grupos que, aunque similares en lo aparente, son muy distintos en el fondo.

Esto porque los pequeños productores pampeanos, aquellos cuyas propiedades llegan hasta las 300 hectáreas y que son los que verdaderamente brindan ocupación en el campo, por esas cosas del destino, se han integrado en la lucha junto con los terratenientes, la clásica oligarquía agrícola, ya no ganadera (porque la carne tiene menos rentabilidad que los granos).

La misma oligarquía terrateniente, que desde la campaña del desierto, esa apertura a la fuerza de las tierras ocupadas por indígenas y posteriormente ocupadas por los hijos de la campaña, viene disponiendo de los gobernantes y de las políticas de gobierno.

La misma oligarquía que mantuvo siempre en el atraso a nuestra Nación.

La misma oligarquía que, cuando hubo posibilidad de sustituir el modelo agroexportador, para ser menos dependientes de los países desarrollados, sabotearon todas las posibilidades.

Sabotearon los gobiernos populares de Irigoyen, en 1930, el de Perón en 1955, el de Frondizi en 1962, el de Illia en 1966 y el de María E. Martínez de Perón en 1976. Gobiernos en los que el pueblo, como titular de la soberanía estatal, ejerció su derecho de nombrar a sus conductores.

Actuando de esta manera, hundieron las posibilidades de una Argentina industrial, una argentina desarrollada y más igualitaria.

Hoy no están las FFAA para apoyar a estos grupos, grandes grupos concentrados, apoyados por los pequeños productores, para realizar otro golpe de estado. Pero como dice el Chango Illanes, esta situación 30 años atrás hubiera sido causa suficiente para la aparición de un gobierno de facto.

Esta oligarquía tiene las características recesivas de todas las oligarquías americanas. Aún de las que hoy se mantienen en otros países y que generan este tipo de conflictos. Piénsese en Bolivia y en Venezuela.

Pero recuérdese el caso de los EE.UU. Ese país también tuvo su oligarquía terrateniente. Y para que triunfara el modelo industrialista debieron pasar 4 años de guerra civil. Al finalizar la guerra, era claro que el modelo que iba a seguir el país del norte no iba a ser el de los terratenientes al poder, sino el de los burgueses e industriales al poder.

Por ello y por su lógica protestante, como lo explicó bien Max Weber, EE.UU. se transformó en un país desarrollado e industrializado. No sería seguramente como el resto de lo países latinoamericanos, pero tal vez tendría un grado de desarrollo equivalente al de España o Italia.

Este paro agropecuario no es una lucha de pueblo contra gobierno o pueblo contra piqueteros, como algunos medios tales como el canal de TV América quieren mostrar.

El gobierno, recordemos, es el órgano conductor del Estado. Y el Estado somos todos los argentinos y extranjeros que han tomado a nuestro país como su hogar.

La separación entre Estado y Sociedad o entre Estado y Pueblo es una forma más de manipulación de grupos de interés cuyo objetivo es debilitar los mecanismos estaduales de control a fin de poder libremente desarrollar (desregulación) todo el potencial ilimitado y para nada ético de las fuerzas concentradas del mercado. Mercado en el que siempre los pequeños son los perjudicados.

Esta oligarquía, que derrocó gobiernos populares, que desde la devaluación tiene ganancias extraordinarias (aparte de la rentabilidad extraordinaria que la pampa argentina por naturaleza tiene, frente a otras áreas de cultivo del mundo), no comparte la idea de la función social de la propiedad privada. Función, que por lo demás es justa, ya que las ganancias que ellos perciben, si no fuera por el marco social e institucional en el que se encuentran inmersos, no las pudieran haber recibido nunca.

Por supuesto, el sistema de retenciones móviles no es la única medida que el gobierno nacional debe tomar. No nos podemos quedar con eso. Continuar con este mecanismo no redituaría en mayores beneficios palpables para el pueblo. De nada sirve seguir alimentando la alcancía. Hay que destruir, de una vez por todas, la oligarquía terrateniente en la Argentina. Medida que no hay que lograr con violencia, pero que el Estado, en uso del monopolio legítimo del uso de la fuerza, habría de utilizarla en caso de ser necesario.

Para ello debe implementarse de una vez por todas, la reforma agraria.

La reforma agraria es un conjunto de normas que tiendan a evitar la concentración de la tierra, la extranjerización de vastos territorios, la propiedad privada de cerros, montañas, ríos, lagos (las denominadas tierras improductivas), la desertización poblacional del campo y las prácticas contrarias a la industrialización de la nación.

Estas medidas son necesarias de aplicar en este contexto. Sin ellas, las retenciones móviles son solo un instrumento fiscal, nada más.

Pueblo argentino, se está librando una batalla más en esta guerra que desde 1880 la Argentina viene perdiendo contra una minoría “nacional” coligada con intereses externos. Intereses ambos que no son los del pueblo.

Defendamos a nuestro gobierno popular. Defendamos las retenciones móviles a las exportaciones. Exijamos un modelo industrial incluyente frente al agroexportador concentrado y empobrecedor.


Diego M. Flores Burgos

sábado, 8 de marzo de 2008

Defendamos la unidad latinoamericana

Finalmente en la reunión del Grupo de Río se llegó a una resolución del conflicto que esta semana había traído mucha alarma entre los que propugnamos una patria libre, justa y soberana. Patria que no puede cumplir sus objetivos y sus intereses porque desde sus inicios vive acuciada por las potencias mundiales con la eficaz herramienta de la balcanización (divide y reinarás). Maniobra política que nos marcó desde el siglo XVIII y se continúa hoy en día, no solamente en nuestra Latinoamérica, sino también en otras áreas del mundo, en donde los intereses económicos de los Estados imperialistas se unen con los de grupos de pequeños beneficiados de esas regiones y propician en la población un localismo extremo, que no es para nada funcional al pueblo ni sirve verdaderamente a sus intereses.

En este contexto mundial se dio esta semana una grave crisis entre países hermanos, conflicto cuya real causa son las teorías de la guerra preventiva y la seguridad democrática, conceptos estos que conforman la Doctrina Bush. Esta sirve de justificación para que un Estado vulnere el principio de soberanía estatal para que, interviniendo militarmente (o no), viole la soberanía de otro Estado, sobrepasando los principios del derecho internacional público.

Era menester, pues, acabar de una vez por todas con el principio de un germen que está causando mucho daño en otras regiones del mundo. No solo EE. UU. justifica la intervención militar violando la soberanía de otros estados. También lo hace Israel respecto a Palestina y el Líbano. También lo hace Turquía frente a Irak. Es una mala tendencia que se está extendiendo por el mundo.

Y nos llegó a nosotros. Y de manos del segundo país mejor armado de la región.

Por esto mismo, porque tiene un ejercito 8 veces superior al de Venezuela y 11 veces que Ecuador, sumado a que los gobernantes de estos dos últimos Estados tienen un duro frente interno, no les conviene una acción bélica. Y lo saben. Los movimientos de tropas han tenido solamente un efecto publicitario, de manera de mostrar a la región la gravedad del asunto.

Porque más grave que la guerra misma, es el boicot a los intentos de integración que, no sin dificultades y atacados tanto externa como internamente, están lentamente llevando a cabo nuestros países.

Como latinoamericanos, como argentinos y sanjuaninos, debemos caer en la cuenta, por más que nos duela, de que somos países subdesarrollados y pobres. Que nuestras riquezas no son realmente nuestras, que existen grupos minoritarios que se benefician del statu quo. Que ante la inflación, la pobreza y la injusticia, ellos se ven cada día más beneficiados. Son, en general, parte de los sectores exportadores; quienes especulan financieramente; quienes forman parte de los altos niveles del Estado y del poder judicial. También grupos nacionalistas de derecha e internacionalistas de izquierda que no comprenden que la dignidad del pueblo, la soberanía, la justicia y la libertad se consiguen con el mejoramiento sustancial del nivel material y cultural de vida de su gente.

Lamentablemente, es triste darse cuenta como hay quienes se contradicen, puesto que caen sin saberlo, dentro de un proyecto que en el fondo, no les conviene.

Afortunadamente, los criterios de unidad han triunfado en nuestra incipiente patria latinoamericana. El reto a Uribe no tiene que servir para generar revancha, sino para alertar sobre lo que no nos conviene, ni siquiera al agresor.

Lo vivido en República Dominicana es la expresión de un pueblo que está comenzando a comprender que solo él y nadie más que él tiene la llave hacia la libertad e igualdad verdaderas, valores estos que por naturaleza todos los hombres tenemos.

Diego M. Flores Burgos

Declaración de los jefes de estado y de gobierno del grupo de río sobre los acontecimientos recientes entre Ecuador y Colombia


Las jefas y los jefes de Estado y de Gobierno del Mecanismo Permanente de Consulta y Concertación Política –Grupo de Río– reunidos en ocasión de la XX Reunión Cumbre en Santo Domingo, República Dominicana, atentos a la situación que prevalece entre Ecuador y Colombia, hemos convenido en emitir la siguiente Declaración:

1. Son motivo de profunda preocupación para toda la región los acontecimientos que tuvieron lugar el primero de marzo de 2008 cuando fuerzas militares y efectivos de la policía de Colombia incursionaron en territorio de Ecuador , en la provincia de Sucumbìos, sin consentimiento expreso del Gobierno de Ecuador para realizar un operativo en contra de miembros de un grupo irregular de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, que se encontraba clandestinamente acampando en el sector fronterizo ecuatoriano.

2. Rechazamos esta violación a la integridad territorial de Ecuador, y por consiguiente reafirmamos el principio de que el territorio de un Estado es inviolable y no puede ser objeto de ocupación militar ni de otras medidas de fuerza tomadas por otro Estado, directa o indirectamente, cualquiera fuera el motivo, aún de manera temporal.

3. Tomamos nota, con satisfacción, de las plenas disculpas que el Presidente Álvaro Uribe ofreció al Gobierno y al pueblo de Ecuador, por la violación del territorio y la soberanía de esta hermana nación, el primero de marzo de 2008, por parte de la fuerza pública de Colombia.

4. Registramos también el compromiso del presidente Álvaro Uribe en nombre de su país de que estos hechos no se repetirán en el futuro bajo ninguna circunstancia, en cumplimiento de lo que disponen los artículos 19 y 21 de la Carta de la OEA.

5. Tomamos nota de la decisión del Presidente Rafael Correa de recibir la documentación ofrecida por el Presidente Alvaro Uribe y que habría llegado a poder del Gobierno de Colombia luego de los hechos del 1º de marzo, a fin de que las autoridades judiciales ecuatorianas investiguen eventuales violaciones a la ley nacional.

6. Recordamos también los principios, consagrados por el derecho internacional, de respeto a la soberanía, de abstención de la amenaza o el uso de la fuerza y de no injerencia en los asuntos internos de otros Estados, destacando que el articulo 19 de la Carta de la Organización de Estados Americanos prescribe que "Ningún Estado o Grupo de Estados tiene el derecho de intervenir, directa o indirectamente, y sea cual fuere el motivo, en los asuntos internos o externos de cualquier otro. El principio anterior excluye no solamente la fuerza armada, sino también otra forma de injerencia o de tendencia atentatoria de la personalidad del Estado, de los elementos políticos, económicos, y culturales que lo constituyen."

7. Reiteramos nuestro compromiso con la convivencia pacífica en la región, basada en los preceptos fundamentales del derecho internacional contenidos en las Cartas de las Naciones Unidas y de la Organización de Estados Americanos, así como en los objetivos esenciales del Grupo de Río, de manera destacada la solución pacífica de las controversias internacionales y su vocación para la preservación de la paz y la búsqueda conjunta de soluciones a los conflictos que afectan a la región.

8. Reiteramos nuestro firme compromiso de combatir las amenazas a la seguridad de todos sus Estados, provenientes de la acción de grupos irregulares o de organizaciones criminales, en particular de aquellas vinculadas a actividades del narcotráfico. Colombia considera a esas organizaciones criminales como terroristas.

9. Respaldamos la resolución aprobada por el Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos el 5 de marzo de 2008. Asimismo, expresamos nuestro apoyo al Secretario General en el cumplimiento de las responsabilidades que le acaban de ser asignadas mediante dicha resolución para encabezar una Comisión que visitará ambos países recorriendo los lugares que las partes le indiquen y elevará un informe de sus observaciones a la Reunión de Consulta de Ministros de Relaciones Exteriores y propondrá fórmulas de acercamiento entre ambas naciones.

10. Exhortamos a las partes involucradas a mantener abiertos canales respetuosos de comunicación y a buscar fórmulas de distensión.

11. Teniendo en cuenta la valiosa tradición del Grupo de Rio, como un fundamental mecanismo para la promoción del entendimiento y la búsqueda de la paz en nuestra región, manifestamos el total apoyo a todo esfuerzo de acercamiento. En tal sentido, ofrecemos a los gobiernos de Colombia y Ecuador los buenos oficios del Grupo para contribuir a una solución satisfactoria, para lo cual la Troika del Grupo permanece atenta a los resultados de la Reunión de Consulta de Ministros de Relaciones Exteriores.

Santo Domingo, República Dominicana
7 de marzo de 2008

(Versión Final Revisada. 16:50 horas 7 de marzo de 2008)