Sanjuaninos, podemos ver hoy la especial relación que existe entre el gobierno provincial y
Pero aparte de eso lo que la mayoría no percibe es que esta relación, de continuar, es nefasta para el futuro de nuestra Iglesia en San Juan. Y les voy a explicar por qué.
El poder político tiene un ámbito de injerencia público, general, concreto, material.
Y sabemos que lo político, el Estado más precisamente, está dominado por élites o grupos que se mueven por intereses, beneficios y negocios que funcionales a estos mismos grupos, aprovechando el uso que le dan a la estructura del Estado, intereses que casi siempre son incompatibles con el bien común o los intereses de la comunidad, o sea, de todos nosotros.
La armonía no siempre es buen signo. A veces se mantiene por medio de concesiones que muchas veces traicionan valores. El conflicto no siempre es malo. Muchas veces mantenemos y defendemos una postura o verdad de esa manera.
Yo como estudioso de la política sanjuanina sé que nuestro gobierno provincial no es transparente, realiza negocios particulares en desmedro del bienestar general. Utiliza la pobreza como instrumento electoral. No le importa el futuro nuestro, de nuestros hijos y nietos y está dispuesto a lo que sea con tal de que su visión privatista y minera del desarrollo se lleven a cabo.
Y lo más grave, y lo que más lamento, como fiel laico, es que ya enganchó a
Esta relación, que es ya una forma de cesaropapismo, une las cúpulas del poder espiritual y político acá en San Juan y son las que van a llevar a la ruina a nuestra Institución. Lo podemos ver en las valoraciones que hay sobre
No permitamos que nuestra Iglesia se contamine y pase a ser un aparato más al servicio más del gobierno giojista. Aboguemos por una separación visible y concreta entre Iglesia y el Estado, ya que a la larga esta relación sólo beneficia a un sector. Siempre que
Defendamos una abierta y clara separación de las instituciones.
Diego M. Flores Burgos
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