Y no me refiero a los afectuosos pésames que
se recibieron de mandatarios representantes de otros países latinoamericanos,
donde el ex presidente de los argentinos supo sembrar muy bien el afecto y las
ideas que en vida y después de ella recogió, como de otras partes del mundo. Me
refiero a lo que no es el pueblo argentino.
El pueblo argentino es el obrero, el
desocupado, el trabajador técnico, el profesional liberal, el cuentapropista,
el pequeño y mediano productor empresario y comerciante, el científico, el
intelectual, el pobre, el estudiante, el militante social. Y lo que no es
pueblo es la Gran Burguesía Financiera Transnacional (en adelante GBFT) articulada
a través de su red nacional. Ésta también lloró por la muerte de Néstor
Kirchner.
Y no porque en el fondo del corazón de
quienes operan para la GBFT hubiera residido algún aprecio o cariño humanista.
Sino porque su muerte generó lo que más teme este sector de poder: Un hecho
político.
Un hecho político no es algún evento
melodramático del acontecer diario. Es un evento que genera y moviliza al
debate, a la discusión, a la reflexión de la coyuntura y la estructura. Y en el
mundo neoliberal que todavía se resiste a morir, pese a que en Europa están
probando recetas que sabemos que llevarán a sus pueblos al fracaso, desde mediados
de 1970 en la Argentina y en el mundo subdesarollado y desarrollado, la
discusión política queda relegada a la neutralidad de la econometría
(matemática financiera macroeconómica) y no al necesario debate de la economía
política, de los proyectos políticos en disputa, del lugar que ocupamos en
ellos.
Los partidos políticos, en crisis desde la irrupción
del neoliberalismo en Argentina, dejaron de formar y generar debate hacia
adentro y hacia afuera. El conocimiento estratégico de la estructura económica
y política que brindaba su más fuerte base científica en el materialismo
dialéctico, fue censurado, tergiversado y llevado a la manipulación por los
técnicos servidores del sistema, los intelectuales orgánicos del
neoliberalismo.
La muerte de un referente del proyecto
nacional, popular y latinoamericano, pasa a dar vida: Vida a la discusión, a la
reflexión, al debate de proyectos e ideas entre partidarios y extrapartidarios,
entre el pueblo. Y esa es el arma que, generalizada, pone en jaque al proyecto
del imperialismo central y la dependencia periférica.
Tenemos la oportunidad histórica de recoger
el guante, generar y participar en espacios de formación, debate, reflexión y
difusión popular. Solo el conocimiento y la reflexión de los proyectos y
procesos nos hará libres, nos dará la libertad que nuestros pueblos necesitan y
vienen buscando desde hace más de 200 años.
Diego M. Flores
Burgos
Encuentro Nacional
Popular y Latinoamericano – San Juan
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