sábado, 15 de septiembre de 2007

Basta de autoritarismo en San Juan!

Una vez más, el gobierno de José Luís Gioja nos da muestra, a través de pequeñas acciones, su sesgo elitista, autoritario y cerrado, que excluye la participación popular en la formulación de políticas públicas.

Ya estaba un poco molesto con la decisión de construir el estadio único por no consultar a urbanistas y especialistas sobre la ubicación del mismo. A Gioja se le ocurrió construir un estadio, encontró un campito que le pareció bien, dijo que se iba a construir ahí y su legislatura lo expropió decuplicando su valor. Y ya está.

A Gioja se le ocurrió construir un teatro, y decidió hacerlo en el predio ferial Estación San Martín. No consultó a ningún especialista sobre su ubicación.

A Dante Elizondo, Secretario de Turismo, Cultura y Medio Ambiente del gobierno giojista se le ocurrió hacer en el predio ferial de la Estación Belgrano una plaza [Diario de Cuyo, 22/8/07]. ¿Consultó a algún especialista? Por supuesto que no.

El problema, sanjuaninos, radica en que la voluntad popular no es escuchada. El que tiene algo para decir no puede expresarse. No hay predisposición al diálogo por parte del gobierno. Y estos hechos tienen diversos grados de importancia y gravedad. Van desde querer hacer una plaza hasta la construcción de un embalse o mina a cielo abierto.

La popularidad de Gioja, legitimada por su triunfo electoral, no da derecho para que él o sus funcionarios decidan sobre el patrimonio público como les plazca. Porque además sanjuaninos, no nos equivoquemos, toda política pública tiene un trasfondo económico, un interés particular que necesita ser favorecido. Las políticas públicas en los países capitalistas pretenden satisfacer las necesidades de grupos empresarios y luego, solo luego, las de la comunidad.

Producto de esto es la famosa frase “la patria contratista”. Y esta situación no es, como podrían pensar los patriotas resentidos, un típico problema argentino o latinoamericano. Estados Unidos invadió Irak e inventó una guerra para beneficiar a cientos de empresas yankis en rubros tales como la construcción, la seguridad y por supuesto, la infraestructura petrolera, bajo la retórica de “reconstruir Irak”. Y ejemplos como esos hay miles en la historia.

Gioja nos miente, señores. No es el representante de la concertación en San Juan, no tiene interés en lograr un San Juan para todos. No le importa ni le conviene. Sus discursos de integrar a todos, de que nadie está de más, nadie sobra, son meras estrategias retóricas.

Pues el giojismo, tal como yo lo defino, es un fenómeno complejo, que engloba una matriz ideológica y a la vez una metodología o práctica política determinada. Está inspirado en la persona del gobernador sanjuanino; son sus características las decisiones autoritarias, cual patrón de estancia; la compra y exclusión de la oposición; la sumisión de todos los medios de comunicación masiva mediante los gastos de publicidad oficial; las clásicas y lamentables prácticas clientelares; los compromisos con las empresas transnacionales; los negocios y pactos con la estructura eclesiástica local y políticas de gobierno que prescinden de los aportes legitimadores de la población o de especialistas.

Sanjuaninos, estas decisiones autoritarias y caprichosas, que supuestamente benefician a la población, son ejemplo de la manipulación que nuestro pueblo sufre, de su individualismo y falta de interés sobre el patrimonio y dignidad colectivos. No esperemos a llegar a ser como San Luís para darnos cuenta.

La vieja política sigue presente en San Juan, y lo va a estar al menos, por los próximos 4 años. Necesitamos salir de esto, a fin de construir una Nación para todos, una patria libre, justa y soberana donde el primer beneficiado sea el pueblo, donde todos participemos en la formación de decisiones, no solo en las elecciones, eso es muy pobre.

Si los sanjuaninos podemos, ¿por qué no?

Diego M. Flores Burgos


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