martes, 11 de diciembre de 2007

Profesionales de la UNSJ: Intelectuales y/o Técnicos?


Últimamente se están dando en el seno de nuestra universidad pública, lamentables casos, por parte de profesionales de la misma, que rozan lo delictivo o que ingresan en ese campo.

Casos que, de todas maneras, no son los apropiados ni convenientes para una institución educativa y formativa que tiene importantes responsabilidades frente a la comunidad sanjuanina, incluso patrimoniales, como ser el ente de resguardo de piezas paleontológicas y arqueológicas, a la que el Estado, institución del pueblo sanjuanino, a confiado.

Es de esperar que en los altos centros de formación, donde se tienen las herramientas para lograr tener otra perspectiva del mundo, distinguir entre el ver y el mirar, existan conflictos y luchas. Luchas entre quienes quieren lograr desde lo más banal, un cargo, hasta las más elevadas, la lucha por el prestigio y la autoridad científica e intelectual.

Por supuesto que se dan también situaciones antiéticas o delictivas como el robo de información, el plagio, etc., como en cualquier institución donde hay mucho en juego.

Pero que bajo es caer apropiándose de los bienes de la comunidad, abusando de los recursos del Estado, que son los recursos de todos, aprovechándose de la ignorancia de grandes masas populares, de la connivencia de la justicia y los órganos de control y de la complicidad cobarde de los pares.

Y esto último es lo más grave. Nuestra universidad no forma conciencias. No forma criterios. No educa en ideología. No ayuda a que sus miembros, principalmente los estudiantes, puedan desplegar potencialidades ocultas o dormidas. Sólo se dedica a impartir la educación europeo-estadounidense globalizada conductista, que si, forma profesionales, técnicos capacitados en sus respectivas áreas, pero no forma intelectuales.

No es lo mismo ser profesional que ser intelectual. El profesional es un técnico altamente capacitado en un área específica de la realidad. El intelectual pueden no ser profesional: Es aquella persona con una elevada inquietud en su vida, fruto de su curiosidad personal sobre las características y problemas del mundo que lo rodea, al que no le basta la superficialidad de la realidad mostrada por los medios de comunicación y busca más allá. Tiene un determinado y preciso criterio sobre temas de fondo. Y si no lo tiene, lo busca y no se siente tranquilo consigo mismo hasta que no lo encuentra.

En base al paradigma cultural neoliberal imperante, que tiene como enemigos al humanismo cristiano y a la racionalidad positiva, nuestra universidad se ve privada de la formación cultural y del progreso intelectual.

Disponemos de profesionales altamente calificados, que no tienen nada que envidiarle a sus pares extranjeros, principalmente de los países desarrollados. Pero son solo eso, técnicos especializados, no son intelectuales. No poseen capacidad crítica ni una moral social que les permita involucrarse en los temas que la sociedad requiere. Pues muchos si tienen capacidad crítica, la subsumen ante el interés individual (la situación socioeconómica favorece esto también) y hacen oídos sordos ante las necesidades y problemáticas que la comunidad pide a sus hijos, que son los que estudiaron en una universidad pública, sostenida por el esfuerzo de todos.

Y eso se da en todos los niveles, desde los estudiantes hasta las autoridades, pasando por los docentes.

Nada ha cambiado en nuestra sociedad sanjuanina desde que comenzó a funcionar su universidad pública hace más de 30 años. Y esto por el divorcio entre formación profesional y formación intelectual. Y si no se revierte esta situación, nada cambiará en los próximos 30 años.

La supuesta neutralidad de las técnicas, la ausencia de formación ideológica, la objetividad científica como base de todo y como modelo de vida del profesional, son campo fértil para la semillita del individualismo, del egoísmo, de la trivialidad y del conservadurismo.

La formación de los profesionales de la UNSJ no será nunca completa mientras no se contemple la otra pata, la cultural e intelectual. Cultura e intelectualidad, tal vez no se enseñen como currículas, pero se motivan y transmiten con actitudes y palabras.

Diego M. Flores Burgos

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