martes, 19 de septiembre de 2006

KIRCHNERISMO, NUEVA FASE DEL POPULISMO 19/9/06

El peronismo fue un movimiento político que existió mientras vivió Perón. Después muchos utilizaron su nombre como caballito de batalla para ganar elecciones (y hacer buenos negocios). Fue un verdadero movimiento nacional y popular: luchó contra la injerencia inglesa y estadounidense en nuestro país, comenzó el desarrollo industrial argentino, fue avalado por la voluntad popular tres veces. Con él los trabajadores comenzaron a tener dignidad, se luchó contra la pobreza y se mejoró la calidad de vida de los habitantes.

Luego llegaron otros que como Menem, diciéndose peronistas, deshicieron lo mejor de la obra populista.

El peronismo ya nunca volverá a existir: fue producto de la combinación de varios factores: un líder excepcional en carisma, inteligencia y visión, un pueblo sufrido y con ganas de progresar y un contexto histórico determinado.

Pero hay cosas que no cambian. Hoy, como ayer, nuestra Argentina sufre. Sufre pobreza, injusticia, falta de porvenir. Hoy tenemos otro presidente que con esperanza veo que intenta imitar al lejano peronismo, inaugurando otra etapa del populismo latinoamericano, al igual que Evo Morales en Bolivia y Chávez en Venezuela. Ya no se debe hablar de peronismo, sino de kirchnerismo, un nuevo movimiento nacional y popular.

La necesaria separación Iglesia-Estado, las luchas por la autonomía nacional frente a agentes externos y a las oligarquías nacionales, el desarrollo económico, la lucha contra el desempleo, la unidad latinoamericana, la oposición a actividades económicas contaminantes, me llevan a sostener el carácter populista del kirchnerismo.

Pero para que el kirchnerismo logre la transformación que nuestra nación necesita, se deben acelerar las reformas en algunos puntos: La nacionalización de los hidrocarburos y otras riquezas, la intervención del Estado en la economía, la reforma de la justicia y la progresividad en los impuestos posibilitando disminuir las desigualdades, son tareas pendientes que creo son de imperiosa resolución.

La transversalidad, la integración de radicales y miembros de distintas fuerzas políticas y sociales, pero con los mismo objetivos ideológicos, convierte al kirchnerismo en un importante frente político de unidad y no en una bolsa de gatos, como fue la Alianza.

Pero hay otra cosa sanjuaninos, no nos equivoquemos. José Luis Gioja no comparte el proyecto político del kirchnerismo, como aparenta. Es ideológicamente diferente. Si bien es de destacar algunos aspectos de su política, lo critico porque para mí es el escobarismo del siglo XXI. Sino veamos quiénes son sus ministros, su conservadurismo social, su ideología neoliberal, su política para con la Iglesia local, la transferencia de riqueza al exterior, la nula importancia a los aspectos medioambientales verdaderamente relevantes (no únicamente la limpieza de la circunvalación). Gioja no está cerca del kirchnerismo. Ni hablar del peronismo.

Quienes simpatizamos con los valores del populismo latinoamericano, vemos al giojismo como el antiperonismo y el antikirchnerismo. Es el enemigo ideológico. Por eso no nos sentimos incluidos en ningún partido.

Sanjuaninos, no nos equivoquemos. Las cosas no son lo que parecen. Ni es lo mismo ni es igual.

Diego M. Flores Burgos

No hay comentarios.:

Publicar un comentario