domingo, 10 de septiembre de 2006

La verdadera oposición

Es innegable el éxito relativo de las políticas implementadas a nivel nacional por el presidente Néstor Kirchner como por el gobernador de nuestra provincia, José Luis Gioja. Es inútil hacer críticas sobre la situación económica, la pobreza, la desocupación, ya que hay poco o nada que criticar en esos ámbitos. Afortunadamente las cosas van bien, aparentemente bien y eso nos tiene que confortar, al menos, un poco, ya que hay gente que ha mejorado notablemente su nivel de vida.

Criticar por criticar lo que se hace no sirve. Nos pondríamos del lado de la izquierda antipopular que nunca llega a nada, o de los resentidos políticos, que buscan cualquier forma de hacerse notar.

Lo cierto es que cuando se superan las principales necesidades, cuando el comer, el vestir y el vivir están medianamente garantizados, las críticas, si las hay, deben ser de otro nivel, más allá de la aparente realidad. Y eso es lo que el arco político sanjuanino no puede ver. Su ineptitud y el desmedido interés personal por sobre el comunitario se los impide. Por eso no hay oposición hoy en San Juan.

La verdadera oposición es una oposición intelectual, que se refiere a las bases de las actuales políticas que lleva a cabo el gobierno. Es ahí donde los políticos, supuestamente “de raza” deberían trabajar.

Yo no soy un político de raza, la edad en estas cuestiones, como vemos, es irrelevante. La indiferencia y la búsqueda del ganar algo, del interés personal por sobre el de la sociedad, se da tanto en jóvenes como en viejos. Lo triste es que en el caso de los jóvenes, se da principalmente por necesidad, los viejos lo hacen por ambición.

Eso lo comprendo bien porque yo también lo vivo, y hago grandes esfuerzos por evitar caer presa de los políticos tradicionales que compran gente, gente competente y honesta, por medio de una pasantía o un contrato. O tal vez nada de eso, sino con la ilusión de conseguir algo en un futuro.

De esa forma nos quedamos sin jóvenes comprometidos y capaces de lograr el cambio de esta situación denigrante y humillante. Porque que queda, si los jóvenes de clases altas no comprenden la profundidad del asunto, debido a que la fortuna los ha librado de la necesidad.

Pero yo no pierdo la esperanza de que esta situación termine. De que los jóvenes dejemos de mendigar, de ser usados, de perder nuestros valores, de callarnos la boca.

Y no pierdo la esperanza porque sé que un cambio es posible. Y lo es si todos los jóvenes que queremos dejar la dependencia, nos unimos y nos proponemos luchar por la justicia y el bienestar de todos.

Es hora que lo hagamos. No podemos seguir así. Jóvenes sanjuaninos, unámonos!!

Diego M. Flores Burgos

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