jueves, 28 de septiembre de 2006

Neopopulismo


Todos los movimientos políticos y sociales nacen al calor de ideologías y de un contexto político, económico y social determinado. Es así por ejemplo en el caso de los populismos latinoamericanos. Estos gobiernos surgieron a mediados del siglo XX y estaban formados por una alianza de poder cívico, militar y burguesa industrial, cuyos valores eran lograr la mayor autonomía posible del Estado frente a la hegemonía de otros países (lucha antiimperialista); respetar la determinación de los pueblos; rescatar de la tradicional situación de pobreza, de atraso y marginalidad a amplios grupos sociales tales como los trabajadores, los indígenas, los pobres; promover el desarrollo económico e industrial autónomo; activar a la ciudadanía por medio de la participación en instituciones como los sindicatos, clubes, etc.

Hoy contemplamos un resurgimiento de esos valores. Están presentes en la actualidad en los gobiernos de Hugo Chávez en Venezuela y Evo Morales en Bolivia. También en la Argentina presenciamos un retorno a los valores populistas con la gestión de Néstor Kirchner. Será que tantos años de neoliberalismo, de individualismo posesivo, de apatía política, de movimiento social descendente, de pobreza y marginalidad han promovido el surgimiento de estos tipos de conducción política. Será que el pueblo sufrido busca recuperar su orgullo, honor y dignidad de vida a través de líderes que pretenden dar respuestas a los requerimientos y a las necesidades de sectores mayoritarios de la población.

El neopopulismo como llamo a esta nueva etapa, para que logre su objetivo histórico de la justicia social y la reparación histórica con los siempre desfavorecidos sociales y económicos, necesita la participación activa de personas que compartan esos valores, que tengan conciencia social, optimismo, capital intelectual y por sobre todo, la claridad de saber que es lo que se quiere, hacia donde se apunta y de que forma conseguirlo.

El año que viene hay elecciones generales y no es posible ni serio que no dispongamos de un claro criterio político para juzgar las distintas posturas electorales. Pues porque si no encontramos quien nos represente políticamente, deberemos nosotros ser los actores del cambio. Porque podemos, ya que tenemos la capacidad para hacerlo.

Es hora de que demos muestras de lo que podemos hacer. Nuestro pueblo reclama soluciones dignas. Hay que luchar por ellas.

Diego M. Flores Burgos

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