miércoles, 7 de noviembre de 2012

Con la Democracia se come, se cura y se educa

Nota publicada en Sintoma Social Revista Digital: www.sintomasocial.com.ar 

Notas y Entrevistas
Lunes, 05 de Noviembre de 2012 09:10
Nota de Opinión

Por Diego M. Flores Burgos

8N - imagen del facebook que promociona la marcha
Estamos a pocos días de la realización del 8N: la anunciada convocatoria popular. En ella convergerán muchos argentinos movilizados por motivos distintos: algunos contra la corrupción, lo que es muy loable y comparto; otros contra las medidas económicas del gobierno nacional y otros simplemente pidiendo la salida de la presidenta y del gobierno electo el año pasado. La similitud con la primavera árabe y los indignados del primer mundo motiva a muchos conciudadanos a participar de esta marcha.




Pero claro, ni esta situación en la Argentina es parecida a la primavera Árabe ni esta es en su generalidad una movilización contra el autoritarismo ni la injusticia. El proceso iniciado en Túnez fue bastante similar al de Egipto, un pueblo que se rebela ante la opresión del imperialismo y las élites locales. Distinto al caso en Libia, cuyo gobierno si bien no era democrático en el sentido de alternancia de poder político, lo era en cuanto el pueblo gozaba de calidad de vida y oportunidades en el que era el país más justo y con mayores oportunidades de África. Lo de Siria es más complejo socialmente, pero al igual que en Libia y El Líbano, se buscan cabeceras de playa para someter al mundo islámico, terminando finalmente con Irán. Los indignados occidentales, en cambio, reclaman por la evidente y progresiva desigualdad social en los países del primer mundo frente al sistema financiero.

Los errores del gobierno kirchnerista deben ser bien marcados. Pero, ¿cuáles son los errores? En política los errores son raros. Lo que sucede es que se consideran errores posturas de intereses contrapuestos. Por eso suele decirse que es un error la limitación de compra de dólares, cuando en realidad es una política de protección macroeconómica. Otro “error” es la división social y el clima de violencia que genera el kirchnerismo, cuando en realidad es la confrontación con grupos de poder como el agroexportador (que guía las políticas desde 1880), la Iglesia y los medios de comunicación (monopólicos) que indica la presencia de una ideología social y libertaria que define lo que está dentro del pueblo y las mayorías y lo que no lo es (concepción) y que para lograr esta ideología es necesario confrontar y superar estas estructuras que han actuado libremente (¿impunemente?) desde 1810 o talvez también, desde 1492 (acción), manifestadas en cada golpe de estado argentino y latinoamericano.

Por eso el tema “errores” es subjetivo: depende del sector de interés que lo mire. Personalmente considero que los errores del kirchnerismo devienen de su falta de reacción y radicalización de algunas medidas. El 8N sería muy valioso si se promoviera que el gobierno nacional fuera más allá para combatir la injusticia, la corrupción, la desigualdad social, la pobreza, la dependencia económica, la inflación y la inseguridad. Pero para ello hay que tomar medidas estructurales y de larga data tales como la reforma agraria, la intervención estatal en las empresas generadoras de precios, la planificación estratégica de nuestros recursos naturales, la reforma constitucional para democratizar instituciones estatales como el poder judicial, reforma impositiva que discrimine entre pequeños y medianos productores y empresarios y las grandes firmas nacionales y transnacionales, modificación de la ley de inversiones mineras, etc. En suma, políticas que tiendan hacia un capitalismo de Estado.

Uno de los incomprendidos de nuestro tiempo fue Raúl Ricardo Alfonsín. El pueblo no comprendió que si al gobierno radical le iba mal, al pueblo también le iba mal. No fue comprendido cuando criticó la política, idéntica a la actual, del grupo Clarín. No fue entendido cuando dijo la frase que titula esta nota. Porque sólo un gobierno que más allá de los votos (democracia formal) gobierna para brindar salud, educación, calidad de vida y justicia, en suma igualdad de oportunidades, se ejerce y consolida la democracia: gobierno del pueblo, por el pueblo y para (los intereses) (d)el pueblo.

Necesitamos más participación, más deporte y más psicólogos. De esta manera el ciudadano común en vez de ir a una marcha para hacer catarsis tratando de derrocar a un gobierno, iría a apoyarlo y a exigirle que no se atreva a bajar las banderas de liberación nacional y de igualdad de oportunidades que propugna.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario